Permítanme abrir este contacto con ustedes, con un recordatorio para el exjugador de los Lakers, Kobe Bryant. Como fiel seguidor del equipo californiano, su carrera me dejó una profunda aurea de deleite baloncestístico. Larga lista podría enumerar de jugadores que vistieron de amarillo, pero él, era la plasticidad personificada. Se fue un grande. Su legado permanecerá para siempre para los que, de alguna forma, amamos este deporte. Descanse en paz.
Hablo desde el desconocimiento del entramado deportivo-policial-judicial para poder aportar una opinión sobre la actuación que debe imperar contra la violencia en el deporte y más concretamente en el entorno del profesional.
Partiendo de la base de que la actuación debe reunir fuertes resortes para erradicarla, como ciudadano de a pie, me preocupa la intuición que tengo de que se bajó el nivel de respuesta. Ver, ya con cierta frecuencia, enfrentamientos de seguidores de equipos en los aledaños de los estadios, demuestra la necesidad de dar otro paso adelante.
Tras lo acontecido en Valencia, este fin de semana pasado, no basta con buenas palabras. ¿Todos los seguidores barcelonistas habían acudido con la entrada personalizada?... y si no fuera así, ¿se desconocía la presencia de seguidores que habían acudido a la capital valenciana a montar follón?. ¿Qué medio de transporte utilizaron?. Entiendo que alguien debería dar una respuesta firme y clarificadora. Y ésta debe partir desde la Liga de Fútbol Profesional.
Paralelamente a todo esto, el jugador bilbaíno Iñaqui William denunció insultos racistas en el estadio del Español. Hoy en día con las cámaras que hay en el propio recinto se puede perfectamente determinar quienes utilizan el insulto como arma de animación. Es fácil dictaminar quienes son y obrar en consecuencia. Lo dejo para el final. Cinco de cinco. La manida frase que suelo trasladarles cuando la satisfacción es plena: “Una hemorragia de satisfacción”.
Es obvio de que este Deportivo es otro. La sensatez deportiva está imperando y por lo que puedo intuir, entre bambalinas, todo puede ir a mejor. Los que estaban van a seguir creciendo y los que llegan aún se tienen que acoplar en todos los aspectos, físico, táctico y mental. Pero siguiendo el mensaje de Fernando Vázquez hay que ir con mucho cuidado en esta categoría, todos los rivales son peligrosos y los partidos se resuelven por pequeñas diferencias. Riazor debe seguir siendo una caldera, la afición ha recuperado el espíritu ganador y se lo traslada a sus jugadores. El sábado regresa Pepe Mel, la última vez se llevó los puntos, esperemos que en ésta la cuestión sea bien distinta. Ganándoles, la diferencia con los canarios quedaría reducida a sólo cinco puntos. Sería otro paso gigantesco para la promoción… lo digo ahora que no nos escucha Fernando. Como siempre un placer.
