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En medio de ésta  terrible pandemia que nos está asolando, hay infinidad de parámetros que deben ser analizados con mucho detenimiento. Es claro que en los niveles de máxima exigencia por donde nos movemos, los errores y aciertos tomados, alcanzan baremos dignos de supervivencia.

Por ello, deseo poner en énfasis  la importancia de tener a los mejores en los puestos de responsabilidad, aquellos que por su capacidad puedan adoptar las decisiones adecuadas en los momentos de mayor presión y exigencia.

Sin ánimo de entrar en ninguna polémica a nivel político, es obvio que, visto lo visto, en nuestra sociedad quedan muchos sectores donde el nivel de resolución no es el requerido. Es verdad también, que no se puede generalizar, pues dentro de la vorágine, hay gente realmente sobresaliente.

No pretendo meter el dedo en el ojo en estos momentos de zozobra, pero esta experiencia vivida debe de servir para dar un vuelco a más de alguna estructura y reflexionar como sociedad.

El pasado, pasado está. No hay vuelta atrás, se debe mirar al frente. Sabemos que todo puede retrotraerse, pero encarando positivamente el futuro, ganaremos mucho territorio como colectivo. Muchos sufrirán las consecuencias de lo vivido. Sería imposible enumerar los efectos devastadores sociales y económicos que se viven. Están en la memoria y en el presente de todos nosotros.

Pero permítanme adentrarme en el abanico del deporte, teniendo en cuenta la disponibilidad de acceso a un diario exclusivamente dedicado a este mundo, como lo es DxT., para hacer un llamamiento, a nivel de gestión, para que esta parcela comience a tomar tintes de seriedad.

Me preocupa y mucho, el futuro del deporte de base. Existen rumorologías que lo único que hacen es crear desaliento en los interesados. Todo suena a demagogia. No existen planes de viabilidad y ello conllevará a una drástica desaparición de entidades.

Sin ir más lejos, la semana pasada el actual presidente del Coruxo, equipo de la 2ª División B de fútbol, exponía que su Club sin aficionados en las gradas y en consecuencia, sin la partida presupuestaría de sus socios-abonados, veía imposible encarar una nueva temporada. Este era un fiel ejemplo, ya que el mismo panorama lo podemos extrapolar a miles de Clubes a lo largo de nuestra geografía. ¿Ustedes escucharon a alguien hablar de planes concretos para que nadie se quede por el camino?.

Soy consciente de que una gran parte del deporte en nuestro país está en manos de unos “locos directivos”, que “tiran del carro” a pesar de todas las zancadillas que les surjan, pero todo tiene un límite y nos podremos encontrar en el mes de septiembre, octubre… al deporte en medio de un cataclismo difícil de solventar. Como casi siempre la solución está en las personas adecuadas.

Supongo que el deporte profesional saldrá con menor dificultad, pues hay muchos intereses por el medio, pero eso es otro cantar.

“Quédate en casa que ya queda menos”. Como siempre un placer 

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