Un problema en la RFEF
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Un problema en la RFEF


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La primera misión de un Presidente de la RFEF es liderar un proyecto con la autoridad que le otorgan quienes lo han elegido con sus votos. Al margen de las actuaciones que haya tenido Rubiales en los trabajos dirigidos a reorganizar el fútbol base, algo que debería de ser el alma de la Federación, sus principales resoluciones ha estado cargadas de controversia (de la mala).

Recién aterrizado en su despacho, en vísperas de la celebración de la Copa del Mundo de Rusia, se muestra incapaz de resolver un problema menor y lo convierte en una crisis de grandes dimensiones al cesar fulminantemente a Lopetegui quien libremente se había comprometido con el Real Madrid al finalizar el Mundial y cerrar de esta manera su ciclo con la Selección. Todo esto aconteció con el equipo concentrado para disputar su primer partido, un error gravísimo de precipitación con el resultado previsto: eliminación prematura de un combinado nacional que tenía mucho que decir en esta competición.

El segundo tropezón simboliza y agrava el desencuentro entre la RFEF y la Liga de Fútbol Profesional (LFP). Acusa y cuestiona la pretensión de Tebas de expansionar la competición ligera fuera de territorio español, en este caso llevando un partido a Miami. Sin embargo le falta tiempo para proponer trasladar la Supercopa – torneo devaluado y de escaso interés- a Arabia, un país donde las mujeres no pueden entrar a los estadios y si lo hacen deben de estar separadas del lugar ocupado por los hombres. Una decisión controvertida y que encierra muchas contradicciones. Pero con el último cambio de entrenador en la Selección ha llegado al cénit de su incapacidad. La marcha forzada de Luis Enrique y el relevo por Robert Moreno fue una clara apuesta por la continuidad y así nos lo vendieron. La vuelta caprichosa del técnico asturiano, algo que se barruntaba en los últimos partidos de clasificación, fue un despropósito. Tuvimos que asistir a un cruce de acusaciones veladas y otras muy directas entre ambos técnicos mientras el Presidente de la Federación y su director técnico se fumaban un puro.

Hay que recordar que quien ocupa el cargo de Presidente de la RFEF nunca puede echar a los pies de los caballos a sus empleados. Debe de dar explicaciones ajustadas, asumir los cambios como propios y no dejar que se despellejen sus entrenadores. Una absoluta falta de profesionalidad.

@pgarcia_ramos

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