Perder en la Segunda División B (antiguamente 3ª División) frente al equipo filial de tu máximo rival es lo más parecido a tocar fondo y situarse en el momento más bajo en los más de cien años de historia del RCD. Un partido que simboliza la bajada a los infiernos futbolísticos que está padeciendo el Depor desde hace unos cuantos años. Y no sólo comparándolo con la década dorada de los 90 sino en toda su existencia.
El equipo que entrena Fernando Vázquez lleva toda la temporada con un juego decepcionante sólo sostenido por los resultados, o más bien por su situación como líder de la categoría, algo que hacía presagiar que pese a la ausencia de fútbol se mantiene el objetivo inicial, el ascenso. La ruta diseñada no entusiasmaba a casi nadie pero no se desviaba un ápice del plan establecido. Sin embargo este resultado y la pérdida de la primera plaza hacen renacer los miedos y temores de un Depor que desde hace años no acaba de encontrarse a sí mismo.
Es difícil establecer cuando se inicia esa cuesta abajo. Digamos que de aquel equipo campeón de Liga, de Copa, que maravilló a media Europa y ocupó un lugar privilegiado en los corazones de todos los aficionados, poco o nada queda.
Tampoco es fácil averiguar la o las causas que le han llevado a esta situación. No creo que los distintos consejos de administración, ni cuerpos técnicos, ni siquiera los jugadores sean los únicos culpables de la situación actual, sino que un obedece a un cúmulo de circunstancias de las que no es ajeno ninguno de estos estamentos.
Quizás la resaca de aquella época dorada en la estuvo instalada el Club haya podido desatar las urgencias que arrastra el Depor desde entonces. Se ha buscado salvar la categoría, tanto en Primera como en Segunda, sin “hacer Club”, a base de cambiar entrenadores o fichajes de última hora y se ha perdido la oportunidad de cimentar el crecimiento de la cantera y, en definitiva, sin crear una sólida base de crecimiento sostenible.
En el mejor de los casos pensábamos que una vez inmersos en el pozo de la B se podrían rearmar los valores que deben guiar al RCD, dotando al fútbol base de los medios y la gestión que suministre talento a la primera plantilla. Porque -no nos engañemos- si el cuerpo técnico no es capaz de hacer debutar a los canteranos del Fabril en Segunda B ¿se va a esperar a cuando estemos en Primera para dar oportunidades a quienes se formaron aquí?
No estaría de más aplicar criterios de exigencia máxima en todas y cada una de las áreas de este gran Club. Para ello hay que crecer con pasos firmes y sólidos, con un cuerpo técnico estable y coherente que custodie el desarrollo deportivo entendido éste como una unidad (futbol base y profesional) en lugar de sorprender cada temporada con una docena de nuevos jugadores ligados al RCD con un vínculo emocional muy endeble.
