Con el partido contra el Celta B el Depor cierra el año de competición oficial el 13 de diciembre, mientras siguen disputándose partidos en Primera y Segunda. Una decisión muy poco lógica de la RFEF (Real Federación Española de Fútbol) que ha diseñado un calendario difícil de entender. Suspende la competición cuando juega la selección y la aparca un mes desde mediados de diciembre hasta el 10 de enero. Una competición en la que se jugarían, en el mejor de los casos, 24 encuentros hasta llegar al play off de ascenso. En este caso se disputaría una eliminatoria a partido único en campo neutral.
Por eso llama la atención la falta de interés de la RFEF que desprecia fechas en el calendario en vez de permitir que la fase decisiva del ascenso se dispute a doble partido en los campos de los equipos involucrados. Una falta de visión increíble en el organismo federativo.
Los coruñeses afrontan el partido desde la tranquilidad de liderar la competición, con un futbol triste pero que a la larga demuestra cierta eficacia. El filial del Celta llega con la ‘amenaza’ de alinear algunos de los jugadores del B que ya han debutado en Primera con el primer equipo. Tampoco es para ponerse a temblar pero el equipo blanquiazul deberá cerrar el año con una victoria que reafirme sus intenciones de pasar a la siguiente ronda con todos los puntos posibles que supondrán un colchón interesante para conseguir meterse en las eliminatorias definitivas.
En cualquier caso los coruñeses cerrarán el año deportivo disputando el Teresa Herrera el 20 de diciembre que llega a su 75 edición. Una fecha que no ha pasado desapercibida por el Ayuntamiento que ha querido que se dispute este año por llegar a ese número redondo y tratar de salvar in extremis un año atroz marcado por la pandemia del covid. Finalmente se jugará entre el Depor y una selección de modestos de la ciudad. No es un cartel que ilusione debido a la imposibilidad de contratar a equipos de primera fila europeos que están en plena competición pero sí es un bálsamo que permita mantener viva la llama de uno de los torneos veraniegos más prestigiosos de Europa.
Por último, no acabo de entender la entrada de aficionados al último partido de Riazor en el que desplegaron pancartas y, lo inexplicable, bengalas antes del pitido inicial. Una circunstancia que ha provocado una propuesta de sanción de 60.000 euros al Club de Antiviolencia. Algo tendrá que decir el Consejo sobre la decisión de dejar entrar a esos aficionados. Un brindis al sol que puede salir muy caro.
@pgarcia_ramos
