Seedorf y el Depor
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Seedorf y el Depor


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Recoge esta semana, con acierto, la web Riazor.org una entrevista con Clarence Seedorf publicada en ‘The coaches’ voice’ en la que pasa revista a su breve etapa como entrenador del Deportivo. El neerlandés llegaba con un historial impresionante como futbolista llegando a ser campeón de Europa con tres camisetas diferentes: Ajax, Real Madrid y Milan, una hazaña que sólo comparte con Samuel Eto’o.

Tras una exitosa carrera en el terreno de juego se sentó en el banquillo del Milan. Después de un breve paso por Superliga de China, aterrizó en el RCD en febrero de 2018. La misión no era fácil. El Depor estaba en puestos de descenso y pese a sus empeños no fue capaz de remontar el vuelo. El resto es historia. Descenso a Segunda y hasta hoy. Cuenta Seedorf que enseguida percibió una organización interna inexistente en el club coruñés o, en cualquier caso,  muy por debajo del profesionalizado AC Milan: “Había una gran falta de organización interna. Me refiero al staff, había gente sin un rol asignado”.

Pero viene esta entrevista a cuento para recordar algo que ronda en la conciencia colectiva del deportivismo. Se trata de cierto fatalismo o desánimo que acompaña al equipo desde aquellos tiempos. “Llegué con un desafío más difícil que el de Milán. El equipo estaba en el puesto 18 en La Liga y sin una victoria en siete partidos, carente por completo de confianza. Física, mental, moralmente… el ambiente estaba deprimido”, afirma el neerlandés que poco pudo hacer para devolver la moral a sus pupilos.

Tengo la impresión que el ambiente deprimido que tan bien describe Seedorf lo heredaron y arrastraron el resto de entrenadores que le sucedieron. La entidad y prestigio de Clarence Seedorf pone de relieve y dice en voz alta un sentimiento que quizás no se atrevieron a destacar los siguientes técnicos, sin duda con menor predicamento mediático.

Y no deja de darme vueltas ese ambiente abatido y de desánimo que deambulaba entre los blanquiazules. Una inercia que tan sólo pudo reconducir Fernando Vázquez la temporada pasada al imprimir una moral de victoria que enseguida se tradujo en una racha victoriosa impecable. Todo hacía presagiar la permanencia del equipo pero cuando parecía que ya estaba conseguida, volvió a aparecer el fantasma de la derrota. 

Pese a que los números son francamente buenos (10 de 12 puntos), estas semanas vuelve a asomar el miedo y la falta de confianza, unos síntomas que creíamos iban a desaparecer en Segunda B. Ojalá sea sólo un mal presentimiento y el equipo se adapte para crecer y encarar los próximos desafíos con mayor convicción.

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