Se busca Presidente para Club de futbol histórico en horas bajas. El candidato deberá demostrar una amplia experiencia de éxito en la gestión deportiva y estar dispuesto a poner en riesgo su prestigio personal y profesional por la causa. Indispensable tener los conocimientos financieros y habilidades suficientes para abordar una deuda estimada en 80 millones de euros. Se valorarán sus buenas relaciones con los principales accionistas del Club. Abstenerse aquellas candidaturas que pretendan percibir alguna contraprestación económica por su trabajo. En el caso de salir airoso de este reto se promoverá que le pongan su nombre a una calle de la ciudad.
Con estos requisitos esbozados “grosso modo” resulta difícil encontrar un mucamo capaz de aceptar el envite. No es fácil tomar las riendas del Depor, un club con solera que ha ganado todos los títulos nacionales y con el recuerdo de su paso triunfal por las competiciones europeas que sólo unos años después está hundido en la clasificación de Segunda División y con serias opciones de descenso a los infiernos. Con un equipo plano, sin recursos y sin alma. Con un entrenador, el segundo en lo que va de temporada, que no ha sido capaz de ganar un solo partido y en manos de un director técnico ineficaz que no ha sabido aprovechar el talento nacido en Abegondo y llevó a cabo una política de fichajes nefasta.
Ha sido el Consejo el que ha presentado su dimisión en bloque al verse incapaz de salir de este atolladero. Llegó con serias opciones de ascender al equipo a la máxima categoría y, unos meses después, no quiere ser el que firme el acta de defunción del enfermo.
La Segunda B está más cercana de lo que se merece la grada pero es la realidad más inmediata. Conducir al RCD en la categoría de bronce con la deuda que arrastra es a día de hoy inimaginable.
Falta conocer si alguno de los que intentaron el asalto a la presidencia hace menos de un año están dispuestos a volver a intentarlo en este nuevo escenario. Los nuevos inquilinos tomarían las riendas en unas fechas críticas ya que habría que reforzar (sin dinero a la vista) el equipo en el mercado de invierno sin tiempo para ordenar las salidas que dieran algo de liquidez a las menguadas arcas blanquiazules.
Queda la unidad como último recurso. Olvidar egos, discrepancias personales, ambiciones desmesuradas, errores del pasado y remar, no sin riesgo, en un proyecto común de futuro que se presenta tortuoso. Y ahí deberán estar los accionistas mayoritarios, los minoritarios y los aficionados así como todos aquellos sectores de la ciudad (económicos, políticos y sociales) que sienten al Depor como un sentimiento y un orgullo que no se puede desvanecer.
Queda una pregunta en el aire: ¿Y si no se presentan candidaturas el 13 de enero?
@pgarcia_ramos
