Superado, más bien ignorado, el escollo del Deportivo, la LFP vuelve a las andadas con la RFEF. En esta ocasión con motivo de la celebración de partidos los viernes y lunes. Un antiguo empeño de la Liga que vuelve a chocar frontalmente con la postura de la Federación de celebrarlos en sábado y domingo. Y como si el guion se repitiera por enésima vez, el CSD se vuelve a poner de perfil.
Resulta que el fútbol español no se sabe muy bien en manos de quién está. Las instituciones que teóricamente lo dirigen están mal avenidas y no son capaces de llegar a acuerdos.
La autoridad deportiva que debería de arbitrar soluciones ni está ni se la espera. En fin, un caos.
Si al presidente de la LFP lo eligen los clubes, serán ellos quien deberán cesarlo. Parecido a lo que ocurre con el responsable de la Federación cuyo mandato emana de las territoriales. Más difícil es encontrar una sola razón para que Irene Lozano esté al frente del Consejo Superior de Deportes.
Analizar sus méritos para sentarse en el sillón del CSD es complicado. Se trata de un cargo nombrado por el Consejo de Ministros, es decir político, que debe de gestionar un departamento técnico al que se debe acudir con cierta –digámoslo así- trayectoria deportiva, bien sea como practicante o conocer del asunto.
Los vínculos de Lozano con este negociado no existen en su carrera como escritora, periodista o política. Fue a raíz de su abandono de las filas de UPyD y su acercamiento al PSOE cuando surge la posibilidad de escribir una discreta hagiografía sobre la vida y obra de Pedro Sánchez para darle empaque al nuevo presidente. Algún texto monográfico tenía que tener el nuevo inquilino de la Moncloa para darse a conocer con su pueblo. Entiendo que en agradecimiento a este servicio, Sánchez le busco acomodo en la presidencia del CSD en sustitución de María José Rienda (esquiadora del equipo olímpico español), en un cargo que le podría dar mucha visibilidad y que teóricamente no debería significar un gran desgaste.
Desde su llegada al CSD (31 de enero), poco se conoce de sus intenciones y mucho de su pasividad. Cierto que entremedias se encontró con un problema de mayor calado como es la Covid-19. Con todo ha conseguido en menos de un año una cierta unanimidad en torno a su figura. El PP ha solicitado su cese recientemente (lógico al tratarse de partido opositor), pero ha logrado que distintos sectores deportivos estén promoviendo su dimisión. Y lo que es más severo, miembros de su propio partido apoyan esta petición.
