La burbuja del fútbol
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La burbuja del fútbol


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La anunciada burbuja del futbol se ha acelerado con la pandemia provocada por el Covid-19. Se impone una revisión urgente del modelo de negocio de sus principales actores. Si hasta ahora era difícil cumplir los presupuestos por un exceso de gastos (traspasos, salarios), esta temporada que comienza va a generar grandes problemas de tesorería.

Según datos de la FIFA, el gasto en traspasos en 2012 alcanzó la cifra de 2.500 millones de euros. Sólo siete después superó los 7.350 millones, es decir, se multiplicó por tres. Previsiblemente esta tendencia se verá reducida de manera drástica afectando no sólo a los grandes clubes que necesitan fichar a jugadores top para mantener sus aspiraciones sino que el descenso de contrataciones disminuirá los ingresos de aquellos equipos de países considerados “exportadores” de futbolistas (Portugal, Holanda, Bélgica, Francia).

El llamado Fair Play Financiero fue un acierto de la UEFA para tratar de equilibrar los ingresos y gastos de los clubes y sanear sus cuentas, esta medida necesita readaptarse a la nueva realidad. Debe profundizar en sus objetivos para evitar los descalabros que está produciendo, por ejemplo, la llegada de magnates, jeques y demás fauna supuestamente adinerada, a clubes europeos anunciando grandes inversiones que no hacen más que desestabilizar las cuentas de los clubes y dinamitar las señas de identidad de estos. Tenemos un caso muy reciente en Valencia. 

El modelo de negocio del futbol ha variado y se ve amenazado. Si tradicionalmente se basaba en los ingresos generados por asistencia al campo donde la masa social manifestaba su compromiso con sus colores, el inicio de la temporada con la previsible ausencia de público en las gradas va a mermar este capítulo. La llegada de la tv de pago con la cantidad de recursos que proporciona, ha supuesto que florezca el negocio futbolístico que fomenta los traspasos millonarios y genere una burbuja financiera difícil de sostener. Y hay que añadir que la rentabilidad del futbol para los operadores audiovisuales es negativa y poco es sostenible. Los derechos de retransmisión del fútbol salen muy caros a las televisiones, muchas de las cuales renuncian a pujar por ellos y las que los adquieren lo hacen por imagen de marca y dar un servicio a sus abonados que no genera beneficios.

Urge una revisión del futbol en su conjunto y de los organismos que lo rigen para devolverlo a la esfera de lo deportivo y emocional.

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