TERESA HERRERA, PRIMERA BENEFACTORA CORUÑESA
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TERESA HERRERA, PRIMERA BENEFACTORA CORUÑESA


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Si soy sincero no esperaba la reacción de no pocos románticos del Teresa Herrera de fútbol. Indudablemente acertó mi director al titular la columna de hace quince días “Los románticos del Trofeo Teresa Herrera”, hasta el punto de que más de uno, sin duda integrante de las nuevas generaciones de aficionados al fútbol, insistieron en que hablase un poco más de Teresa Margarita Herrera y Pedrosa, que da nombre al decano de los torneos veraniegos por lo menos en el ámbito futbolístico europeo.

No cabe duda de que Teresa Margarita figura en la lista de las coruñesas ilustres de la capital herculina y, si son muchos los coruñeses que no la conocen a fondo, es lógico que le dedique unas líneas a tan preclara y benefactora coruñesa de mediados del siglo XVIII. Para ello voy a resumir su biografía:

Nació en La Coruña el 10 de noviembre de 1712 en su casa, situada en la parte alta de la calle Cordonería, y donde empieza hoy la subida a la calle de Panaderas, muy cerca de la Iglesia de San Nicolás. Sus padres fueron Domingo Rodríguez de Herrera y Antonia Pedrosa de los Santos. Su padre falleció cuando ella solo tenía 4 años.

Era una mujer creyente, debido a la educación que recibió de sus padres, muy católicos ellos, por lo que ella era fácil verla, casi a diario, bajar de rodillas desde su casa hasta la parroquia de San Nicolás. Desde muy joven no quiso ser una carga para su numerosa familia -tenía nueve hermanos-  y abandonó el hogar con el fin de ganarse la vida y ayudar con ello a los más necesitados. Buscaba trabajo debajo de las piedras y obsesionada por ayudar a los más necesitados. Al fallecer su madre y siete de sus hermanos volvió a la casa paterna para hacerse cargo del cuidado del resto de sus hermanos, por cierto no muy bien de salud. Además cogió en su propio domicilio a algunas mujeres enfermas.

Su obsesión era fundar un hospital de caridad en la ciudad. Así en el año 1789, Teresa Herrera hizo donación de sus bienes a la Congregación de la Virgen de los Dolores, que tenía su sede en la Iglesia de San Nicolás, para que hiciera todo lo posible por llevar a cabo lo que era su claro empeño: un hospital para los más necesitados. Dos años más tarde, el 14 de junio de 1791, se colocaba la primera piedra con la presencia de la benefactora pese a sus años (79), que en la época suponían ya ser una anciana que, además, estaba muy enferma. Falleció el 22 de octubre de aquel mismo año (1791), evidentemente  sin poder ver finaliza la construcción del hospital para los más necesitados coruñeses. Sus restos fueron depositados en la capilla de los Dolores de la Iglesia de San Nicolás.

Es una breve biografía que espero sirva de algo a aquellos que lo solicitaron y muchos más que tratan de minimizarlo. El Teresa Herrera no puede morir. Merece o no merece nuestra benefactora ese ramo de flores que se depositaba ante sus restos en la capilla de San Nicolás donde fue enterrada.

Muchos años han tenido que pasar para reconocer la trayectoria benefactora de Teresa Herrera en La Coruña. Fue precisamente en el propio Ayuntamiento coruñés, allá por el mes de enero de 1946, de la mano de los concejales Cristino Álvarez Hernández, Francisco Jiménez de Llano “Franjilla”, José Manuel Liaño Flores y el entonces director de Radio Nacional, Enrique Mariñas Romero, los que optaron por una captación de ayuda a la Beneficencia Municipal de entonces y proponen al alcalde Eduardo Ozores Arraíz la puesta en marcha de un acontecimiento deportivo benéfico. Se llamaría Trofeo Teresa Herrera.

Y ahí lo tenemos, con más de setenta ediciones disputadas, siendo el decano de todos los trofeos veraniegos de fútbol. Su historia está ahí, quedando bien claro que aquella Beneficencia que lo motivó dio paso a convertirlo en una gran atracción para la capital herculina hasta ser uno de los grandes atractivos del programa festivo de María Pita. Al menos hasta ahora.

TERESA HERRERA, PRIMERA BENEFACTORA CORUÑESA

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