Esta semana vuelve la liga en Primera y en Segunda. Mucho se ha dicho y se ha escrito sobre ello. Sobre todo opiniones negativas. Se ha criticado que con todo lo que está cayendo que la preocupación sea el fútbol, se ha criticado el que hayan habido test para los futbolistas y no para los sanitarios, se han hecho observaciones acerca de que por qué sí el fútbol masculino y profesional y no otras disciplinas deportivas o el fútbol femenino.
No trato de rebatir todos esos argumentos. Al contrario. Creo que están llenos de razón. Sobre todo en lo que respecta a los test de detección del covid-19. Sin embargo, no es menos cierto que muchos argumentos no son excluyentes. Y me explico. El hecho de que a los futbolistas de Primera y Segunda se les hayan hecho esos tests no implica que al personal sanitario no se les haya podido hacer. No se les quita a unos para dárselos a otros. Lo suyo hubiera sido que el personal sanitario y las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado hubieran tenido desde el primer día sus test y sus equipos de protección. Pero ese es otro jardín en el que no me voy a meter ahora.
Alguien definió una vez al fútbol como “la cosa más importante de las cosas menos importantes”. Hay muchas cosas antes que el fútbol infinitamente más importantes: la salud, la economía, el bienestar social… pero no es menos cierto que la vuelta del deporte rey aporta un grado más de normalidad a la situación que estamos viviendo. Por no hablar de la aportación a la economía. Pronto podremos ver, dentro de eso que llaman la “nueva normalidad” a mucha gente en un bar viendo el partido de turno mientras nos tomamos algo con los amigos, a periodistas que recuperan su trabajo cubriendo la información deportiva, a todo ese despliegue de televisión, a toda esa logística que mueve cada partido…
Cuestión distinta es la asistencia a los partidos. Si bien es cierto que dentro del estadio sería posible mantener las distancias de seguridad con, pongamos por ejemplo, un 30% de aforo, no es menos verdad que evacuar un estadio de fútbol podría dar lugar a aglomeraciones en el exterior nada deseables. A nadie se le escapa que con 10.000 personas saliendo de Riazor no iba a ser fácil mantener esos 2 metros de los que tanto nos han hablado. Y ya no digamos una salida de estadios como el Bernabeu, el Wanda o el Nou Camp. Nada, lo del público lo dejamos para más adelante.
Vuelve el fútbol. Ese juego que tanto nos gusta. Y creo que debemos felicitarnos. A partir de ahora que las grescas y las discusiones sean por un arbitraje, por un penalti o por fastidiar al eterno rival. Y a ver si así conseguimos relajarnos un poco de las grescas políticas, que buena falta nos hace.
