Yo tampoco entiendo a Miguel Otero
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Yo tampoco entiendo a Miguel Otero


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Hemos estado esta semana recordando el vigésimo aniversario de la liga que conquistó el RC Deportivo y que, como bien decíamos todos en su momento, pasados unos años nos daríamos cuenta de lo que se consiguió. 

Así, con el recuerdo de la liga de 2000 es como ha empezado Miguel Otero, consejero del Deportivo, su carta abierta en la que abiertamente cuestiona la ampliación de capital que de facto supondrá el control del club por parte de Abanca. Y mi pregunta es: ¿Qué busca Miguel Otero con esta manifestación pública? No se trata de poner en cuestión su total libertad para publicar esa carta, pero sí de la conveniencia de hacerlo y de si este hecho aporta algo al deportivismo o, por el contrario, abre un frente nada recomendable en los tiempos en los que nos encontramos.

Es cierto que a nadie le gusta la venta del club y que éste pase a estar controlado por una persona, sea física o jurídica, pero tampoco se le escapa a nadie que la deuda es la que es, que los tiempos del accionariado atomizado ya pasaron y que intentar conseguir que el Depor sea de todos es una misión casi que imposible. Ya lo intentó Lendoiro con aquella campaña de “Los milagros los hacemos entre todos” y ya sabemos cual fue el resultado de aquella ampliación de capital. 

Propone Otero que en vez de capitalizar o vender el Deportivo se venda algún otro activo del club. Perfecto. El problema es ¿a qué activo se refiere? A mí también me gustaría que el Real Madrid pagase 50 millones por Mujaid en vez de gastárselos en Militao o en Mendy. O que hubiese pagado 30 millones por Cristian Santos en vez de los 60 que ha soltado por el tal Jovic. Seguro que el venezolano les habría dado mejor resultado. Pero no, nadie nos va a pagar por ningún futbolista esas cantidades. Como mucho podemos aspirar a lo que nos dio el Eibar por Expósito y por Quique, pero nada más. Y con eso la deuda bajará mínimamente.

Creo que Abanca ha demostrado sobradamente su compromiso con el RC Deportivo. 

Primero con el préstamo que firmó con Tino Fernández en la presidencia y que nos libró  de la pesadísima losa de Hacienda, y después con la ayuda económica que nos permitió afrontar este mercado de invierno con garantías. Abanca es un banco de capital foráneo, 

sí, pero Escotet sabe perfectamente donde está el negocio de su entidad. Y ese es en Galicia. Aún hay gente que sigue diciendo que tiene su cuenta “en la caja de ahorros”.

Mucho más miedo me daría si el Deportivo cayese en manos de un jeque caprichoso, o de un Piterman o de un indio como el que le cayó en desgracia al Racing de Santander. 

Por no hablar de que las decisiones del Valencia CF se toman en Singapur y las del Español y el Granada en China. Eso sí que sería preocupante.

Si Miguel Otero, al que nadie le discute su infinito deportivismo, sabe de otra solución, bienvenida sea. Pero la realidad es que la deuda es la que es y que las taquillas contra el Fuenlabrada o el Huesca no la van a pagar.

Yo tampoco entiendo a Miguel Otero

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