Revisión del VAR
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Revisión del VAR


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Hay que reconocer que la utilización del VAR en el mundo del fútbol ha venido a traer una serie de problemas que antes no estaban contemplados. De acuerdo que el programa por el cual se rige el empleo de este aparato es claro, pero debido a ello quedan unos cuantos tipos de jugada en los que no se aplica. De acuerdo, se cumple la reglamentación con ello, hasta ahí todos estamos de acuerdo.

Pero la misma utilización del VAR –en la búsqueda de una mayor justicia en el mundo del fútbol, en general, y del arbitraje, en particular- ha hecho ver a los aficionados que las posibilidades del aparato son mucho mayores que las que se emplean y que ello podría dar todavía más ecuanimidad a las decisiones de los jueces.

Suponemos que quien tiene que tomar nota de estos asuntos ya lo está haciendo. Y ponemos en primer lugar al Comité Técnico de Árbitros, aun dudando de su voluntad de cambiar las normas para venideras temporadas. Esta situación ha provocado que ahora en lugar de un sospechoso haya dos, el árbitro que está en el terreno de juego y el árbitro que ayuda o asesora a aquel desde la tranquila visión de las jugadas y su repetición desde todos los ángulos. 

El primer problema que se ha creado es la omisión voluntaria –reglamentaria- por parte del árbitro de la revisión de determinadas jugadas, que quedan solamente a la interpretación del juez de la contienda y cuya opinión es respetada siempre por el juez del VAR. Ya ha ocurrido unas cuantas veces durante la temporada: el típico penalti como una casa que el árbitro se empeña en decir que no fue y que encima se niega a que lo revisen las cámaras. 

En este sentido hemos visto dos modos diferentes de arbitrar: en diferentes países de Europa y en España. En la mayoría de las competiciones se para el partido las veces que haga falta, en aras a aplicar el mayor porcentaje de justicia en el terreno de juego. En España el asunto es diferente. Se ciñen pegajosamente a la teoría y nadie proclama una voz más alta que otra: “Todo OK, José Luis”, frase que se ha hecho todo un clásico, lo mismo que lo fue aquella de “penalti y expulsión” de Rafa Guerrero  u otras muchas que circulan por el mundo del fútbol.

Seguramente, Velasco Carballo –máximo responsable de todo lo relacionado con el VAR en nuestro país- propiciará al final de temporada otra rueda de prensa por todo lo alto, en la que se vanagloriará de todos los logros obtenidos por los árbitros que capitanea y presumirá de los mínimos márgenes de error que presentan sus actuaciones. Será, como siempre, un brindis al sol de cara a los aficionados que ven cómo el criterio arbitrario del colegiado se impone a cualquier otra solución lógica. 

Pero, vamos a ver, qué más les da a los árbitros parar un momento el juego para impartir justicia, sea el equipo que sea el perjudicado (o beneficiado). ¿O será  que no les da igual?

Todos los aficionados comprendemos que las actitudes de los futbolistas en el terreno de juego llegan a ser exasperantes, con excesivas quejas, múltiples fingimientos y provocaciones que llegan a crear situaciones incómodas para los árbitros, a quienes se les nota en determinados momentos deseosos de pitar los finales de los partidos. Pues atájese todo eso como corresponda, para eso tanto la FIFA como la UEFA tienen equipos de seguimiento de las actitudes de los futbolistas en el terreno de juego.


P.D.- Después de la exhibición de “cholismo” en Turín enviamos ánimos a los aficionados del Atlético de Madrid pues Simeone acaba contrato el año 2022.

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