MANDAN LAS TELEVISIONES
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No hace mucho se han hecho públicos los cambios que la IAAF (la Federación Internacional de Atletismo) ha realizado de cara al futuro de este deporte y que ya están en vigor desde el pasado día 1 de este mes de noviembre. Y teníamos ganas de hablar de ellos. Entre los más significativos, dos muy importantes para encontrar el camino más justo para los atletas a la hora de medirse entre ellos y lograr la consideración del público.

Probablemente, la norma más discutida de todas las que se han cambiado el pasado mes de abril en Londres sea la vuelta a los jueces de la capacidad de eliminación de un atleta en las pruebas de velocidad. Hasta ahora, los detectores marcaban la decisión pero los dirigentes de la IAAF han devuelto la potestad de eliminación de atletas a los propios jueces, con lo que las máquinas pasan a segundo plano y se les considera simplemente ‘ayudas complementarias’. Algo que facilita el poder de intimidación de algunos atletas ‘mediáticos’ en la línea de salida y que podría propiciar decisiones injustas. Lo que sí podían haber hecho los directivos del atletismo internacional era revocar esa norma actual que no permite ninguna salida falsa y dar una oportunidad más a los competidores. Pero, claro, eso va contra los intereses de las televisiones, que quieren rapidez y ritmo en las transmisiones. Las reglas y los atletas importan menos.

Otra norma que va contra el sentido común es la modificación que afecta a los saltadores. Actualmente tenían un minuto para efectuar cada salto y su tiempo queda ahora reducido a la mitad, exactamente medio minuto, salvo algunas excepciones. Parece mentira que muchos de los que han tomado esa decisión hayan sido atletas. ¿Qué va a pasar con el típico saltador de altura al que hemos visto multitud de veces esperando que pase el pelotón de cinco mil o diez mil para efectuar su salto? ¿Cuenta ahí el medio minuto o se le concede más? ¿Se le elimina directamente, por las buenas? Ojo a las prisas y al número de nulos. También aquí se ve la mano de las televisiones…

Otros cambios tienen más lógica, como el relativo a los relevos cortos, en los que se amplía diez metros la zona de recepción. O la normativa en los giros de los lanzadores, dentro del círculo. También parece de sentido común el que los saltadores de pértiga y altura lleven tan sólo un dorsal con su número, que no les estorbe o perjudique a la hora de realizar su esfuerzo. Y todos han puesto el ejemplo de la serbia Spanovic, cuyo dorsal se soltó en la última gran competición mundial y su marca en la arena le privó de unos cuantos centímetros y, por consiguiente, de una medalla.

Con todo lo trascendente que tiene lo ya comentado hasta ahora, en el fondo aparece –como ha comentado en estas páginas recientemente un compañero nuestro- la reforma que el presidente de la IAAF, Sebastian Coe, quiere realizar: acortar los grandes acontecimientos atléticos en varios días y, por lo tanto, recortar la participación de los deportistas.

Nosotros, que siempre nos hemos manifestado en estas páginas firmes defensores de la participación de atletas con nivel, que aporten ‘sustancia’ a las pruebas, tenemos que ponernos en esta ocasión en el lugar de los países –y sus representantes- que tienen como objetivo simplemente la participación en estas grandes reuniones, por no poder dar más de sí sus sistemas y sus infraestructuras (que no es el caso de España). Desde luego, no pensamos que Coe se vaya a atrever a cercenar el espíritu olímpico simplemente porque a él también le presionen las televisiones para ofrecer más ‘espectáculo’, algo que probablemente va en contra del interés de la mayoría del mundo atlético y que incluso le puede suponer un inconveniente en cualquier situación futura.

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