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CCon todo este barullo del coronavirus, del Fuenlabrada y del Deportivo nos habíamos olvidado de la rueda de prensa de Velasco Carballo, el jefe de los árbitros, el “Sánchez Arminio” y “Plaza” de antes, que nos produjo verdaderas convulsiones futbolísticas por la falta de vergüenza que mostró en su pública comparecencia. 

“Ha sido la mejor temporada de la historia” (misma frase del año anterior), dijo sin rubor en la presentación, y añadió que “el índice de aciertos ha sido mejor que el de la temporada pasada”. No se puso colorado y siguió: “Los árbitros han estado más acertados que nunca, los asistentes también y el VAR también”. Y remató a lo grande: “Nunca ha habido menos errores en el fútbol”.  Autocrítica, cero. Véase un ejemplo: “Somos autocríticos. No se ha corregido alguna jugada y no hemos entrado en otras no claras”. Y repartió culpas entre los que los señalan: “Muchas críticas parten desde el acierto arbitral y el desconocimiento del reglamento”.

Ni una alusión a la prepotencia arbitral, al no querer acudir de forma razonable a consultar el aparato, el trato diferencial por esta misma razón. Y ni pizca de aclaración acerca de las manos, sus modalidades y sus aplicaciones. O sea, lo de siempre. Y lo que es peor, seguirá así en el futuro. Todo oscuro, como les gusta a ellos.  

Mateu Lahoz, que mejoró su anterior campaña, fue el árbitro que más partidos dirigió en Primera División, con 21 actuaciones. A continuación, un grupo de cinco con 20. De Burgos Bengoechea y Jaime Latre, con 17 partidos pitados, fueron los menos activos. Los ascensos y descensos nos los encontraremos cualquier día en la web arbitral, y es que la vida sigue igual para este colectivo. 

Por cierto, hay una campaña de origen indeterminado a favor de designar a Pizarro Gómez como el mejor árbitro español. Aparte de que es novato todavía, hay varios superiores a él, como Del Cerro, indiscutible número uno del momento, tras el bajón de Martínez Munuera, que se lo creyó demasiado cuando llegó a lo más alto del podio.

Finalmente, queremos hacer hincapié en la costumbre que están adquiriendo los colegiados de no pitar las jugadas, para que luego las solucione el VAR y ellos no queden en evidencia. 

Pero con esa actitud no se “mojan”, que, en lo posible, es lo suyo. 

En resumen, lo que decimos siempre: los problemas de los árbitros  los solucionan ellos mismos. Y así hasta la próxima temporada.

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