LÍDERES MUNDIALES
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Ya llevan varias semanas siendo los números uno del mundo, pero en esta columna todavía no lo hemos comentado, a pesar de que el tenis sigue siendo uno de nuestros deportes favoritos. Sí, ya lo saben desde hace tiempo, Rafael Nadal y Garbiñe Muguruza son a la vez los números uno del mundo del deporte de la raqueta, algo que solamente habían conseguido los Estados Unidos y Alemania.

Fue en 1991 cuando los alemanes Boris Becker y Steffi Graf coincidieron en el número uno. Ambos atravesaban los mejores momentos de su carrera, si bien él cayó en picado mucho antes que ella, que estuvo unos cuantos años en lo más alto de las clasificaciones.

Estados Unidos compartió los números uno en unas cuantas ocasiones. Echando mano del archivo podemos anotar que la primera fue en 1975, cuando el espectacular Jimmy Connors y la ortodoxa Chris Evert, que por entonces eran pareja, llegaron a lo más alto. Era el primer año que había clasificación de lo que ahora es la WTA; dos años antes, en 1973, se había establecido la de la ATP, cuyo primer líder fue el fantástico rumano Ilie Nastase.  Posteriormente, en 1980, el norteamericano John McEnroe, el tenista que más nos hizo disfrutar en una pista, compartió liderazgo con la ya mencionada Evert, así como con Martina Navratilova (primero checa y después estadounidense) y con la siempre añorada Tracy Austin, que abandonó prematuramente el tenis.

Más adelante, Mónica Seles (aquella que fue agredida por un fanático en plena pista y que también se retiró pronto) y André Agassi fueron primeros del mundo, en 1995. Pete Sampras (otro gran recordado) y Lindsay Davenport (la larguirucha cuyo juego recuerda en algo a la actual Petra Kvitova) fueron primeros en 1998 y 1999, y la propia Davenport compartió ese honor con Agassi en el año 2000. Finalmente, Serena Williams y Agassi, en 2003, ocuparon ese lugar por última vez para los norteamericanos.

Debemos reconocer en estas líneas que nunca pensamos que Nadal, ya con 31 años, podría volver a ocupar esta posición, máxime cuando al finalizar el pasado año estaba roto por las lesiones y su juego exige un continuo desgaste físico. Sin embargo, el descanso y el tratamiento le sentaron bien y volvió hecho un “toro”. Durante esta temporada ha conseguido lo que logró en sus mejores momentos, dos grandes torneos, Roland Garros (que parece que no lo ganará nadie hasta que él se retire) y hace pocas semanas el US Open. “Jugar sin dolores es la clave”, según reconoció él mismo.

Por su parte, Garbiñe anduvo dando tumbos durante buena parte del año, con problemas de entendimiento con su entrenador, con el que tuvo palabras gruesas en el intercambio de uno de los partidos que iba perdiendo. Escribimos aquí un artículo “contra” ella y a raíz de aquello –no creemos que nos haya leído, sinceramente- nos dejó en evidencia, empezando a ganar partidos hasta llegar a la cumbre. Vaya por delante que su entrenador nunca dudó de su potencial y, aun en los peores momentos, confió en ella, en sus cualidades y en sus posibilidades. Garbiñe solamente tiene 23 años y todavía grandes posibilidades de mejorar, siendo su propia mentalidad el principal enemigo que se le presenta durante los partidos.

Nadal le lleva casi dos mil puntos a Federer en la clasificación y cerca de tres mil a Murray, tercer clasificado, por lo que se le auguran muchos meses de liderazgo al frente del tenis mundial. Mientras tanto, a Garbiñe le pisan los talones la rumana Simona Halep, la ucraniana Elina Svitolina y la checa Karolina Pliskova, que están a poco más de seiscientos puntos. Tras esos problemillas de salud que ha tenido estos días, a la hispano-venezolana le llega a finales de este mes el Masters, en el que puede establecer diferencias notables para mantenerse en lo más alto durante cierto tiempo. Lo deseamos por la salud del tenis español, que, por otra parte, la tiene de hierro.

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