Desembarco de Abanca
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Desembarco de Abanca


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Según las últimas lecturas de periódicos, y a falta de la asamblea de marzo, Abanca podría hacerse con el 78 por ciento aproximadamente de las acciones del Deportivo, dejando el resto a aquellos socios que de forma individual o en pequeños grupos muestren su apoyo al equipo blanquiazul. Ni siquiera “Estrella de Galicia” ni Tino Fernández van a pintar nada en el futuro del Deportivo. Menos mal, dirán algunos, pero no se trata de eso. 

Ya han pasado aquellos tiempos en los que Lendoiro luchó con denuedo por que el club no fuese de nadie en particular. Aquello se ha venido abajo en un abrir y cerrar de ojos. La llegada de Fernando Vidal y sus compañeros ha sido decisiva. Y, además, visto desde fuera, con ciertas prisas. Pero es la tendencia habitual, la de que un magnate o una empresa potente esté al frente de estas entidades deportivas. Hay muchos ejemplos en el fútbol español y quizá sea bueno para ciertos clubes que tengan su oportunidad porque pueden solucionar problemas económicos a corto plazo. Sí es chocante que sea un banco, por inhabitual, el que se vaya a apropiar de una entidad futbolística. 

Hay que reconocer la habilidad de los dirigentes bancarios. Se han ofrecido a todo con el fin de quedarse con el Deportivo, con la aquiescencia de los dirigentes actuales, que parece que se quieren quitar un “marrón” a las primeras de cambio. Para Abanca, esta operación es otra maniobra de arraigo en la tierra, aunque ya se sabe que cualquier actuación de un banco está destinada a sacar un fruto mayor que la inversión que realiza. 

Me imagino que muchos de los socios deportivistas (que contemplan con sorpresa estos movimientos) se harán ciertas preguntas. Incluso simplemente los aficionados coruñeses al fútbol e incluso parte de la población herculina. Eran otros tiempos cuando Abanca (antes, Caixagalicia) le volvió la espalda al Deportivo. Pero las circunstancias eran distintas y las razones, también, porque las motivaciones de entonces no eran estrictamente deportivas y no se pueden comparar con las de ahora. En ese sentido sería interesante conocer la opinión del antiguo presidente sobre estos nuevos movimientos. 

Cuando las autoridades instaron a las entidades deportivas a hacerse sociedades anónimas, mediante todo tipo de normas y obligaciones, quizá no se preguntaron si todo podría terminar así: con dueños chinos, qataríes, singapurenses o venezolanos. De esta invasión solamente se salvan tres equipos: Real Madrid, Barcelona y Athletic Club, cuyos únicos dueños son sus socios. En fin, es el progreso…

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