Pepe Mel es la figura de la semana en La Coruña. Ha tenido el honor de compartir el mismo día su cese con el mítico Ronald Koeman, al que también acaban de echar del Everton, por la misma razón que al técnico deportivista: los malos resultados. El martes ha sido un día aciago para los entrenadores de fútbol porque, según se ha sabido, ha caído también Hinschberger, técnico del Metz, que ocupa la última posición en la competición del país vecino.
De momento, en nuestro continente, el fútbol español, el fútbol inglés (en contra de lo que dice su tradición) y el fútbol holandés protagonizan el mayor número de ceses en las primeras jornadas, tres cada uno. Y, entre ellos, uno de primera línea: Carlo Ancelloti, al que ha sustituido otra vieja gloria, Jupp Heynckes (ya con 72 años y retirado de la circulación). Pero nada comparable con la Liga brasileña, en la que algunos equipos como el Bahía, el Chapecoense o el Vitoria llevan ya cuatro entrenadores en treinta jornadas. En esta competición, solamente seis equipos de veinte no han cambiado de técnico: Avaí, Botafogo, Corinthians, Cruzeiro, Fluminense y Gremio. El cese de Pepe Mel, por ceñirnos a lo que nos cae más cercano, se veía venir desde el verano y no hacía falta ser un lince para darse cuenta. La directiva no tuvo paciencia y se notó que estaba deseando echarlo. Por si fuera poco, unas declaraciones suyas desafortunadas (para él mismo) al comienzo de la temporada ponían en bandeja a los dirigentes deportivistas prescindir de sus servicios, como así ha sido a las primeras de cambio. “Todo lo que no sea una temporada tranquila lo consideraré como un fracaso personal”, dijo el entrenador hace poco más de un mes, aproximadamente. Nunca ha habido verdadera sintonía entre técnico y directiva y eso se ha notado inmediatamente. Y esta decisión ha sido la prueba más concluyente. Ya no sólo no comerá el turrón en La Coruña sino que casi ni siquiera llega al otoño. Sin embargo, Mel anunció que no se retirará, que su cuerpo técnico y él seguirán en el fútbol y que en los ocho meses que había pasado en la ciudad herculina había estado muy a gusto.
El cese de Pepe Mel, por ceñirnos a lo que nos cae más cercano, se veía venir desde el verano
Mel compareció ante los medios con el presidente deportivista, Constantino Fernández, con cara de “cadáver deportivo”, como requería la situación. Ignoramos por qué aguantó esa rueda de prensa al lado de su “enterrador”, salvo que las condiciones económicas todavía no estuviesen finiquitadas y tuviera que realizar ese último sacrificio. Mel aún parecía pedir perdón en sus declaraciones mientras que el máximo dirigente del club blanquiazul marcó las distancias entre quien ya era un “exempleado” y el brillante futuro que espera al equipo. “No hemos acertado, pero no es anormal”, dijo el directivo, quien añadió que estas cosas “si tienen que pasar, pasan, y siempre se toman estas decisiones por el bien del club”.
Según dijo el propio presidente, ya van seis entrenadores durante su mandato en menos de cuatro años, algo que iguala a otros equipos como Las Palmas o Valencia, datos que traía preparados de casa, según reconoció. Y se reforzó haciendo hincapié en que un club “con 90 millones de deuda concursal se halla al mismo nivel competitivo que otros clubes”.
Van nueve jornadas ligueras, hay cuatro equipos por debajo del Deportivo en la clasificación y los de Mel habían puntuado en cuatro de los nueve partidos jugados. La regla de tres no funciona en el fútbol, pero a la directiva blanquiazul le da tiempo a tener a cuatro entrenadores esta temporada si se afanan en echar cada nueve jornadas a uno. De esta forma seguirían la línea marcada desde que se han hecho cargo de las riendas económicas del club de la Plaza de Pontevedra. Las deportivas, al parecer, todavía no las han tomado.
