Lo peor es la espera. El Depor poco más puede hacer hasta que los distintos comités y expedientes abiertos se vayan resolviendo para bien o para mal. Cada cierto tiempo los consejeros del club están atentos al grupo de Whatsapp, liderado por el presidente, para conocer si los asesores jurídicos aportan alguna novedad sobre los avances en el terreno de recursos y escritos. Todo va muy lento, demasiado.
Me contaba un conocido abogado madrileño, cuyo bufete es uno de los de mayor prestigio en Derecho deportivo de este país, que es muy complicado “pillar” a Javier Tebas en un renuncia, que cuenta con una estructura jurídica enorme. De hecho, me decía, que cuando los clubes piden informes jurídicos para ‘atacar’ al presidente de la Liga Nacional de Fútbol Profesional, pocos despachos se prestan a rubricarlos, ya que la mayoría de ellos tienen intereses con la patronal por diversos asuntos de patrocinios o temas económicos.
Tebas cuenta con ‘escudos’ y tejió una red en la Liga de profesionales de contrastada categoría e influencia, como en el caso de tener en nómina al que fuera en su día ex número dos del Cuerpo Nacional de Policía, que es capaz de mover sus influencias hasta llegar a detener a un jugador por una grabación con el simple gesto de levantar un teléfono y hacer una llamada a la persona adecuada. Hoy este excomisario puede que acabe dando explicaciones por un exceso de celo para proteger a su jefe, que le está abonando una jubilación de oro.
El dirigente de la patronal futbolística maneja a más profesionales especializados de contrastada experiencia curtidos en batallas judiciales de todo tipo. En la sede de la Liga se habla de que el ‘jefe’ se ha tomado como algo personal el ‘caso Fuenlabrada’ y solo se solucionará si tratan de dañar al equipo madrileño, ya que él personalmente asumió toda la responsabilidad.
