Lo comentaba hace pocas fechas en esta columna. Cuando la crisis del coronavirus concluya, ojalá que sea pronto, nada será igual para ninguno de nosotros. Seguro que cambiaremos hábitos y buscaremos fórmulas para protegernos mucho mejor de cara al futuro. Pues bien, en el deporte ocurrirá otro tanto de lo mismo. Esta situación inédita en el mundo también ha afectado a organismos, clubes y deportistas en general.
La Comisión de Seguimiento, prevista en el vigente Convenio de Coordinación entre la RFEF-LaLiga, acordó la suspensión de las competiciones profesionales de fútbol hasta que las autoridades del Gobierno de España y de la Administración General del Estado consideren que se pueden reanudar y ello no suponga ningún riesgo para la salud.
La decisión entre la federación y la patronal futbolística es la más lógica, aunque esa misma comisión ya está hablando de ‘borrar’ del mapa la temporada 2019-2020. Ahora el problema pasa por saber quién asumirá los gastos generados hasta la fecha, ya que no está muy claro que el Gobierno vaya a echar un cabo, como antaño, y rescate las enormes deudas que el coronavirus dejará a su paso en el balompié. Tanto es así que es probable que a principios de abril los clubes comiencen a reducir gastos con despidos temporales.