El regreso de Tiger Woods, después de cuatro temporadas de recuperación física y mental, es el principal foco de atención de la 82ª edición del Masters de Augusta.
Diez años después, ‘el Tigre’, campeón en 1997, 2001 y 2002, y de 11 ‘majors’ más hasta 2008, vuelve al escenario de su primer título de Grand Slam y ya ha despertado los rugidos de sus devotos seguidores con varios eagles durante las rondas de prácticas.
Si bien esta versión de 42 años de edad de Woods sigue imponiendo respeto, sus rivales recuerdan que los tiempos han cambiado y la competencia ha aumentado.
“Tiger está jugando obviamente a buen nivel y lo está demostrando, pero la competencia es ahora es mucha más amplia y compacta de lo que era hace 15 años”, dijo a Sergio García, defensor del título.
El californiano y el castellonense forman parte de un grupo de veteranos con una veintena de participaciones en Augusta, como el local Phil Mickelson, ganador en 2004, 2006 y 2010, que optan a lograr una nueva Chaqueta Verde.
Aunque todos tienen posibilidades, entre los 87 convocados este año destacan también el Nº1 del mundo, el estadoundiende Dustin Johnson, que no pudo participar por una lesión de última hora en 2017, el inglés Justin Rose, que perdió el desempate con García, y algunos habituales favoritos, como el norirlandés Rory McIlroy. A este grupo se une el vasco Jon Rahm, Nº3 mundial y exponente, junto con el estadounidense Justin Tomas, de la nueva generación de estrellas del golf.
“Parece que las condiciones van a ser extraordinarias, hay un montón de gente joven que está en buenas condiciones y la vuelta de Tiger hace que sea un torneo un poquito más especial”, dijo Txema Olazaba, dos veces campeón en Augusta (1994 y 1999).
