El austríaco Dominic Thiem relevó a Rafa Nadal en el palmarés del Conde de Godó, a fulminar en la final al ruso Daniil Medved, por 6-4 y 6-0, en solo una hora y trece minutos.
Con tenis sin fisuras, el quinto jugador del ránking mundial logró su primer título en la tierra de Barcelona, tras perder hace dos años la final, precisamente ante Nadal.
Y eso que Medvedev sorprendió a Thiem con un arranque fulgurante que le sirvió para colocarse 3-0 por delante. El ruso, más metido en pista y con un tenis muy agresivo, conectaba golpes ganadores mientras el austríaco, algo tenso, parecía acusar su papel de favorito.
Pero Thiem tenía un plan: insistir con el revés cortado hasta desesperar a Medvedev, incapaz de contrarrestarlo con sus golpes planos. Una estrategia que el centroeuropeo no utilizó en semifinales contra el zurdo de Manacor, con mucho más repertorio táctico que el ruso y un tenis liftado que habría eso más daño al tercer cabeza de serie del torneo.
Tela de araña
Si Thiem jugó de tú a tú al once veces campeón del Godó, ayer optó por tejer una sutil tela de araña alrededor de Medvedev y hacerlo caer en su red. Defenderse con el revés cortado y atacar con potentes derechas a las líneas y sutiles dejadas que resultaban inalcanzables para su rival.
A sus 25 años, el nuevo campeón del Godó se encuentra en plena madurez y se ha convertido en un auténtico especialista en tierra batida, una superficie donde, cada día que pasa, presenta con más vehemencia su candidatura para suceder a Nadal.
Así, después de ese 3-0 en contra, Thiem encadenó cinco juegos, que pudieron ser seis si no llega a desperdiciar una bola de rotura para cerrar el primer set. Medved salvó su saque y pidió la asistencia del médico mientras se quejaba del hombro derecho. Al volver a pista, el Nº14 de la ATP sufrió correctivo aun mayor.
Thiem cerró el set con su servicio y le endosó un 6-0 en el segundo. Veinte minutos de vendaval en el que Medvedev, mucho menos bregado en el polvo de ladrillo que su adversario, solo fue capaz de hacerle cinco puntos.
