El ajedrecista leonés Jaime Santos Latasa, reciente campeón de Europa en la modalidad de partidas rápidas, logró con este triunfo su hito hasta ahora más importante desde que se pusiera, hace más de tres lustros, en manos del también leonés, Marcelino Sión, para ir dando pasos hacia la elite de este deporte.

Ambos se conocieron cuando Jaime contaba tan solo diez años y ya había logrado el título nacional sub-10, aunque sus antecedentes parten desde que su padre le iniciara en el ajedrez con cuatro años y pasara por las escuelas deportivas municipales y por la Escuela de Ajedrez Padre Isla de la capital leonesa.

Su tutor ajedrecista ya tenía una reputación en el tablero y era el impulsor de un torneo, convertido ya en decano en España, el Magistral Ciudad de León, por el que han pasado los mejores jugadores mundiales.

Santos formaba parte de un grupo notable de jugadores con otros que también alcanzarían títulos de España como Jaime Herrera o Hector Laiz, pero en él destacaba su precocidad y su velocidad de ejecución.

"Sus condiciones se pudieron apreciar muy pronto y en cuanto empiezas a explicar cosas más complejas y ve que lo capta rápidamente y lo explica sin problemas, te das cuenta que estás ante un jugador de talento, porque la rapidez e intuición no engañan", afirma, convencido, Sión en una entrevista con EFE.

Santos, por su parte, desvela que, tras descubrir los secretos del tablero muy pronto con su progenitor tardó en "engancharse" al ajedrez, incluso llegando a jugar en sus inicios contra él mismo, por lo que reconoce que "fue un enamoramiento con el ajedrez progresivo, aunque no siempre un camino de rosas".

Los resultados no tardaron en llegar, desde que debutara con tan solo siete años en un campeonato local contra rivales tres años mayores y al título de España sub-10, le sucedieron los posteriories sub-12, sub-14 y sub-16.

Entre sus cualidades, su entrenador de siempre detectó de inmediato la rapidez de ejecución que, según el protagonista, "puede ser una virtud, pero también un enorme defecto por la precipitación".

Sin embargo, Sión, lejos de cortar o reducir esta condición, optó por modelar y enseñarle a "dominar ese poder que puede conducir a grandes victorias, pero también derrotas, y convertirlo así en un arma reduciendo los errores, puliendo y buscando el equilibrio, siempre desde el control psicológico porque el ajedrez es un juego de emociones".

Quizá por ello ya haya llegado el primer gran éxito internacional con este título europeo, por primera vez en la historia del ajedrez español, en la cita disputada en la ciudad polaca de Katowice, donde demostró su regularidad y solvencia en la modalidad de partidas rápidas.

Pero este primer gran hito, después de haber sido ya subcampeón de España y lograr importantes victorias en torneos como el de Salamanca, por partida doble, tenía que ser contrastado también en su tierra y en un Magistral al que acuden alguno de los mejores tableros del planeta.

Por ello, Sión reconoce que la primera vez que decidió incluir en el cuarteto de participantes a su pupilo supuso una decisión "arriesgada, aunque controlada, porque estaba convencido de que aunque sus rivales tenían entonces un nivel muy superior -él era tan solo Maestro Internacional-, estaba capacitado para competir".

Santos asegura que no le puede la presión ni la responsabilidad de actuar en su tierra y que tiene claro que, tarde o temprano, estará en disposición de sumarse al palmarés de este prestigioso torneo en el que también estará en 2023.

De momento, todo lleva su proceso, porque, según el entrenador y, a la sazón director técnico del Magistral, "construir un gran maestro de elite -en el mundo no llegan a los 300- lleva un enorme trabajo de años detrás y, después de este título, la exigencia aún será mayor y requerirá más esfuerzo".

Lo más importante es que no duda en afirmar que en Santos no ve "un techo a corto plazo porque todavía está en construcción y tiene como gran virtud el saber encajar los contratiempos, las derrotas y sabe salir de ellas sin demasiado daño anímico".

En un futuro inmediato, fundamentalmente por edad, ve una lucha por la supremacía nacional entre el madrileño David Santos y Jaime Santos, "ambos con cualidades, talento y capacidad para poder aspirar a todo".

Incluso, ni Santos ni Sión eluden objetivos mucho más ambiciosos, como pudieran ser el plantearse estar en un torneo de candidatos -tan solo lo disputan ocho ajedrecistas- al título mundial que ostenta, sin síntomas de debilidad, el noruego Magnus Carlsen.

Y eso que el leonés puede presumir de, con tan solo 14 años, haber vencido al vigente poseedor del trono mundial cuando éste disputó y venció en el Magistral, aunque entonces fuera en unas partidas simultáneas que, sin duda, el noruego habrá dejado en el olvido.

Por tanto, aún está pendiente ese posible duelo con el talento nórdico, a pesar de que Sión vería más atractivo otro duelo de su pupilo "porque medirse con Magnus, en su momento más brillante de su carrera, quizá pudiera ser irreal, pero si sería interesante hacerlo, por ejemplo, contra Kasparov".

Entre pupilo y maestro no existe un total mimetismo, sino que Sión solo ha querido trasladar a Santos "un conocimiento del gran ajedrez, de competir, porque su nivel ajedrecístico es muy superior, universal, ecléctico", mientras que el campeón europeo ve en su entrenador "una segunda opinión, siempre muy válida".