El quinto Tour de Indurain
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El quinto Tour de Indurain

El quinto Tour de Indurain
26 octubre 2018 PARIS (FRANCIA), 25/10/2018.- Los cinco veces campeones del Tour de Francia el francés Bernard Hinault (i) y el español Miguel Induráin (d) asisten al acto de presentación del Tour de Francia 2019, en Parí

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No fue un ‘Caníbal’ como Eddy Merckx, ni un ‘Caimán’ como Bernard Hinault; tal vez sí un maestro de la crono como Jacques Anquetil. Hace 25 años del quinto Tour de Francia de Miguel Indurain (Villava, 55 años), el único ciclista de la historia y del selecto ‘club de los cinco’ que los logró de manera consecutiva.

Los titulares buscaron la etiqueta. ‘Miguelón’, ‘El Extraterrestre’, pero el campeón navarro, el mejor ciclista español de la historia, también era humano, como las leyendas citadas.

Eso sí, más discreto y silencioso que todos ellos. Nunca se comió a nadie; es más, dejó fama de generoso, y su palmarés ahí está: cinco Tours, dos Giros y campeón mundial y olímpico contrarreloj, además de innumerables victorias que le colocan quinto en el ránking de la historia.

Al ataque en las Ardenas

En la séptima etapa, la víspera de una crono de 54 kilómetros ideal para él, explotó el Tour en las Ardenas. Ese día, la fama de conservador y poco ambicioso quedó aparcada ante una maniobra excelsa.

La ONCE de Jalabart y Bruyneel estaban controlando la etapa y los planes estaban saliendo en la escuadra de Manolo Saiz. Cerca de Mont Theux, clásica cota de la Lieja-Bastoña-Lieja, se formó un grupo de avanzadilla que terminó en fuga de Indurain y Bruyneel.

Su rival no le dio un relevo con la excusa de que llevaba a Zulle y Jalabert por detrás. El navarro lo llevó en butaca para que ganara la etapa y se enfundara el maillot amarillo en casa.

Al día siguiente en la crono entre Huy y Seraing, Indurain impuso su ley, aunque con menor autoridad de lo esperad. En aquellos dos días cimentó el quinto Tour. Desde entonces, maillot amarillo hasta París.

Gloria y caída

El dominio de Indurain en el Tour fue contundente entre 1991 y 1995. El poderío contrarreloj y estar con los mejores en la montaña fueron las claves. Sucedió en el palmarés español a Pedro Delgado, ganador en 1988, y desde aquel glorioso quinto título de 1995, el maillot amarillo esperó hasta 2007 con la llegada de Alberto Contador.

Su leyenda se acabó en 1996, en un Tour traumático. Aquel día no tocaba siesta, ya que se disputaba la primera etapa de montaña entre primera de alta montaña entre Chambery y Les Arcs. Quien se durmiera se perdió el hundimiento de una leyenda. Desfalleció a 3 kilómetros de meta y perdió 4 minutos respecto al vencedor, el francés Leblanc, con el ruso Berzin como líder.

El hombre tranquilo

Cada campeón ha dejado una sello de carácter. Dicen de Indurain que su carácter procura evitar el ruido y la confrontación, que no conoce la soberbia y que el protagonismo solo lo quiere ver de lejos. Una persona sencilla que se manifestaba en carrera de forma generosa con los rivales, a diferencia de los anteriores.

Muchos ciclistas contemporáneos resaltan que no tenía problemas “para dejar ganar”, eso si, no en Mundiales, por ejemplo, donde siempre le ganaron a él.

“Llevo vida tranquila, hago un poco de todo, cosas de publicidad, participo en eventos populares, siempre algo de bicis”, recuerda Indurain, que tenía pensado participar este año en la Titan Desert, pero el coronavirus lo ha impedido.

Hombre tranquilo y de vida tranquila, se le ha visto en campañas publicitarias y en pruebas populares. Le gusta recordar los momentos de gloria, pero sin abusar, sin estar todo el día “contando las batallitas de siempre”. l

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