Y es que Marc no para de hacer historia. Tras superar, hace ya tiempo, a grandes pilotos como Mick Doohan o Giacomo Agostini, con este campeonato ha superado a Valentino Rossi, quien a su edad solo contaba con cuatro campeonatos en la categoría reina.
Sin ninguna duda, el piloto de Honda va camino de convertirse en una leyenda (si no lo es ya), y eso le hace estar en boca de todos. Sea para bien o para mal, Márquez es uno de los pilotos en los que la afición del motociclismo pone sus ojos. Y aunque a veces su pilotaje pueda generar controversia, está claro que le ha llevado a donde está.
Pero no le cae del cielo. Márquez es el ejemplo de una persona humilde, que se esfuerza y que lucha por ir cada vez a mejor. No se conforma, siempre quiere más. De ahí, que ya tenga en su palmarés siete títulos mundiales. Y aunque las cosas no vayan bien o no pinten como a él el gustaría, se viste su sonrisa y pelea por conseguir cambiarlas.
Y además de todo ello, es inteligente. Sabe leer las carreras, sabe cómo van a actuar sus rivales, sabe qué le viene mejor en cada momento… Y así lo demostró en la prueba de Japón. Salía sexto y en la primera vuelta, ya estaba en tercera posición. Y no acabó de pelear hasta colocarse primero, por delante de Dovi, que se fue al suelo a falta de dos vueltas. En cuanto Marc se enteró no pudo más que dar gas y celebrarlo al cruzar la línea de meta.
Adrenalina, emoción, corazón, pasión, sacrificio, humildad… Muchas emociones juntas para festejar el título, que ¡hasta se dislocó el hombro en plena celebración! Menos mal que estaba allí su hermano para recolocarlo en apenas unos segundos. No sabemos cómo será la fiesta del título por Japón, solo esperemos que sea menos accidentada y que podamos seguir disfrutando de este piloto durante muchos años más. Porque, de ser así, los aficionados al motociclismo estaremos de enhorabuena.
