Garbiñe Muguruza tendrá la oportunidad de convertirse en la primera española en levantar el título en Melbourne Park si supera hoy (9.30 horas) a la estadounidense Sofia Kenin.
Muguruza completó una suave sesión de entrenamiento en pista cubierta que ni siquiera alcanzó la hora de duración con el propósito de seguir con las mismas sensaciones que le han servido para catapultar su nivel de nuevo y retomar las versiones de Wimbledon 2017 y Roland Garros 2016 cuando se proclamó campeona.
Su nueva entrenadora, Conchita Martínez, fue precisamente la última española, en 1998, que jugó el partido definitivo del primer Grand Slam de la temporada, pero cayó frente la primera favotita número, la suiza Martina Hingis. Anteriormente, Arantxa Sánchez Vicario había perdido la final de 1994 contra ante la alemana Steffi Graf y la de 1995 frente a la francesa Mary Pierce.
Temple y progresión
Sin embargo, el temple y la progresión que han marcado la trayectoria hasta la final de Muguruza, así como su experiencia de haber ganado ya dos finales ‘major’, alimentan las posibilidades de romper con esta maldición para el tenis femenino español.
El escenario en su debut ante la estadounidense Shelby Rogers, jugadora de la previa, fue el peor posible tras encajar un set en blanco como consecuencia de su impedimento físico, causado a su vez por un cuadro febril que arrastraba desde la semana anterior.
Garbiñe explicó que a pesar de su malestar sentía que podía darle la vuelta al partido y a base de lucha y disciplina se apuntó los siguientes dos parciales por 6-1 y 6-0.
La segunda cita no sería menos exigente a pesar de su arrollador inicio ante la local Ajla Tomljanovic (6-3, 3-6 y 6-3). Se vieron destellos de una Muguruza más fina y agresiva, pero su tenis alcanzaría niveles insuperables en sus tres siguientes rondas ante las cabezas de serie Elina Svitolina (5), Kiki Bertens (9) y Anastasia Pavlyuchenkova (30).
No intimidó el fenómeno Muguruza en semifinales ni la rumana Simona Halep (4), que llegaba a la cita sin perder ni u solo set pero acabó desquiciada tras probar todo tipo de métodos para contrarrestar el juego de la española.
Con todo ello, y pase lo que pase hoy, el inicio de temporada está resultado esperanzador para una jugadora que acumuló tan sólo una victoria desde su última derrota en Roland Garros ante la estadounidense Sloane Stephens hasta el final del año pasado.
Muguruza sólo se ha enfrentado una vez a la que será su rival hoy. Fue en la última edición del torneo Premier Mandatory de Pekín, y la estadounidense, de 21 años, decimoquinta raqueta mundial y verdugo en semifinales de la Nº1, la australiana Ashleigh Barty, se impuso por 6-0, 2-6 y 6-2. Sin embargo, la española, de 26 años, es otra jugadora, mejor, que la que disputó aquel encuentro en la capital de China. Y tien la oportunidad de convertirse en la tercera tenista de la historia en conquistar sus primeros tres títulos de Grand Slam en superficies diferentes.
