La undécima corona del rey
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17º-23º

La undécima corona del rey

La undécima corona del rey
El zurdo de Manacor iguala la marca de la leyenda australiana Margaret Court, la única jugadora de la historia que conquistó once veces el mismo torneo de Grand Slam, en su caso el Open de su país | YOAN VALAT

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Rafa Nadal triunfó de nuevo en Roland Garros, ganándolo por undécima vez, al batir en la final al austríaco Dominic Thiem por 6-4, 6-3 y 6-2 en dos horas y 42 minutos. El zurdo de Manacor, que mantiene así el Nº1 de la ATP, levantó su 17º Grand Slam y se acerca a tan solo tres del récord histórico del suizo Roger Federer.
Extraterrestre, máquina, feroz competidor. Los adjetivos para calificar el nuevo hito de Nadal. El rey de la tierra batid lo seguirá siendo por mucho tiempo. Con sus 11 entorchados, marca más distancia con el sueco Björn Borg, quien conquistó seis.
Mientras, el príncipe heredero, Thiem, tendrá que esperar. Cuánto, no se sabe.
El austríaco, de golpes demoledores y piernas rápidas, había sido el único en ganarle en la tierra batida en un espacio de poco más de un año. En Roma en 2017 y hace mes y medio en Madrid. Partidos todos ellos a tres mangas, no a cinco como la de esta final.

Como un tiro
Nadal comenzó como un tiro. De siete puntos iniciales ganó seis y se llevó dos juegos, uno de ellos quebrando al austríaco. Timorato, Thiem tardó en sacar el colmillo.

Sin embargo, se fue entonando a medida que avanzaba el partido. Sacó el látigo de su derecha y recortó distancias, sobre todo cuando le devolvió el quiebre y se puso 2-2. Entonces tuvo la oportunidad de romper de neuvo y ponerse 3-2 con el servicio a favor, pero Nadal salvó la situación.


En el décimo juego, Rafa no perdonó la oportunidad de ruptura y ganó el juego para cerrar la manga con 6-4.

En el segundo set, Thiem se descentró. Los errores en la subidas a la red le enervaron y le sacaron el partido. Soltaba imprecaciones en alemán y se lamentaba cuando el Nº1 mundial la colocaba justo en la esquina. Cedió de nuevo su saque en el comienzo y la ruta empezó a empinarse de verdad.
Aunque hubo un momento en el que se pudo meter de nuevo en el partido. Con 4-2 abajo, disfrutó de una bola de ruptura. Pero de nuevo se le desvaneció la ocasión.

Control total
En el tercer set, se soltó algo el joven jugador centroeuropeo, seguramente pensando que ya no tenía nada que perder. Salvó cuatro bolas de rotura en el primer juego. Pero de nuevo Nadal retomó el control de los puntos haciendo correr mucho a Thiem, quien además estuvo poco preciso en su servicio, cometiendo hasta cinco dobles faltas.

El tramo final tuvo susto incluido. Nadal se quejó en el cuarto juego de su dedo corazón. “No lo puedo mover”, dijo en inglés. Recibió asistencia médica. “Vamos Rafa que lo ganas sin manos”, le gritó entonces un espectador.

Y el zurdo de Manacor se olvidó del dolor y continuó aplicando el rodillo. El austríaco vendió cara su derrota. Salvó hasta cuatro bolas de partido en el último juego. El Nº1 mundial acertó a la quinta. Nadal no sabe lo que es la acomodarse. Nunca se cansa de ganar. y menos en París. La arcilla roja de Roland Garros sigue siendo su reino. Un año más, los aspirantes a destronarle siguen aplaundiéndole.

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