La selección española se allanó el camino a las semifinales del Europeo de Suecia, Austria y Noruega, tras imponerse con autoridad a Alemania.
Ambos conjuntos empezaron especialmente erráticos. Pero con una diferencia, ya que mientras ‘los Hispanos’ parecían tener muy claro qué es lo que tenían que hacer, los germanos se mostraban desconcertados ante la defensa 5-1. Por lo que solo fue cuestión de que los de Jordi Ribera se quitaran de los nervios de encima para escapase en el marcador.
Insuperable en defensa, el equipo español se plantó en un visto y no visto con una renta de tres goles (4-1). El tiempo muerto de Christian Prokop de nada le sirvió, sin embargo, a la ‘mannschaft’, que cuando no se estrelló con la defensa lo hizo con Gonzalo Pérez de Vargas, que detuvo siete balones, dos de ellos a lanzamiento de penalti, en la primera parte. Paradas que permitieron a España elevar su renta hasta los seis goles (10-4).
Alemania cambió a defensa 5-1, España sufrió un par de exclusionesy los germanos se reengancharon (10-9). Aunque si por algo destaca la vigente campeona continental, es por su fortaleza mental, por lo que en el momento en el que recuperó la igualdad numérica, pegó otro estirón (14-11).
Bitter, sustituto de un gris Wolff, no compareció de inicio en la segunda mitad reemplazado por un Wolff que no pudo detener ninguno de los cuatro primeros lanzamientos del conjunto español (18-13).
Cambios defensivos
Ventaja que ‘los Hispanos’ no solo supieron mantener, sino ampliaron, con lo constantes cambios de defensa propuestos por Jordi Ribera y que hicieron naufragar a Alemania.
Cuando la defensa 6:0 flaqueó, Ribera volvió a la 5:1, lo que acabó por disparar en el marcador a la defensora del título (26-18). Resultado que no aplacó la ambición de España, que alcanzó una máxima renta de diez tantos (32-22) a cinco minutos del final.
En el otro partido de este grupo C, Países Bajos, próximo rival de España, mantuvo vivas sus opciones de clasificación para la segunda ronda al imponerse por 32-24 a Letonia, en un choque en el que el gigante de 2.14 metros Dainis Kristopans se mostró irreconocible en la primera mitad, donde se dedicó a pasar en vez de a lanzar sus temibles cañonazos.
