El Etna es vida y destrucción. El volcán más grande y activo de Europa ha registrado unas 200 erupciones desde 1.500 aC, la más devastadora en 1.669 aunque en la actualidad no está considerado excesivamente peligroso. Cuando el cráter se aviva y el viento sopla en Sicilia, la ceniza tiñe de negro buena parte de su territorio. En siciliano, una lengua aparte, el Etna siempre fue el Gibellu. Y los 'terroni' -así conocen a los lugareños en la Italia rica, la del Norte- viven del suelo volcánico, del mar y de lo que pueden: "Aquí no hay trabajo. Si quieres trabajar te lo tienes que inventar", dicen. La isla huele a humo y a mar, a pizza y a pescado.
El Etna acoge hoy la primera jornada de montaña en el Giro. No es una subida para marcar grandes diferencias, pero en 2011 Contador empezó a labrar su victoria -de la que luego fue desposeído- con un ataque explosivo. Es la quinta vez que la 'corsa rosa' llega al volcán, la tercera en el siglo XXI. En 1967 ganó Franco Bitossi; Acacio da Silva, en 1989; en 2011 José Rujano figura como vencedor por la descalificación de Contador; y el año pasado triunfó Jan Polanc aprovechando el marcaje entre los favoritos.
En esta ocasión se asciende una vertiente desconocida hasta el observatorio astrofísico, ubicado a 1.736 metros de altitud. Son 15 kilómetros de subida desde la localidad de Ragalna, terraza del Etna, al 6,5% de pendiente media y con rampas que alcanzan el 15%. La parte más dura está situada entre los kilómetros 10 y 13, con un desnivel medio del 9%, el sitio indicado para entrar en erupción. 'Superman' López y Aru, escaladores con tiempo perdido, están llamados a lanzar su primer ataque. Froome, que ha mostrado cierta debilidad, siembra dudas. Ninguno ganará el Giro en el Etna, pero sí puede perderlo.
Favorito 'mainstream': Miguel Ángel López
Candidato 'random': Ben O'Connor
