La selección española inicia hoy (18.00 horas) el durísimo camino hacia las semifinales del Mundial con el más difícil todavía, un duelo con la todopoderosa Francia, en el que a ‘los Hispanos’ sólo les vale la victoria si no quieren despedirse prácticamente de cualquier opción de pelear por el podio.
“Está claro que no es el camino ideal, pero está en nuestras manos”, reconoció el pivote Julen Aginagalde, consciente de que España no sólo deberá ganar a Francia, sino también a Brasil y Alemania en las dos próximas jornadas para poder acceder a las semifinales.
Peligrosa situación a la que la campeona de Europa se ha visto abocada tras la derrota (19-23) el jueves ante Croacia, la única encajada hasta ahora en el torneo y que la condenó a iniciar la segunda fase con dos puntos menos que los balcánicos y uno menos que galos y germanos.
Todo o nada
Un todo o nada del que la selección española ya logró salir airosa el pasado año, cuando tuvo que superar de manera consecutiva a Alemania y Francia (27-23) para alcanzar la final del Europeo de Croacia.
El precedente debe servir de referencia a la selección ante un equipo francés que ha dejado alguna que otra duda durante la primera fase del torneo, tras empatar (25-25) con Alemania y sufrir para ganar a Rusia (23-22) y Brasil (24-22)
Inmerso en pleno relevo generacional, el combinado galo no parece en estos momentos el inabordable equipo que sumó dos medallas de oro olímpicas, dos títulos mundiales y uno continental entre los años 2008 y 2012.
Pese al inmenso talento y poderío físico que atesora la nueva generación de internacionales franceses, todos ellos destinados a convertirse en estrellas mundiales, todavía carece del poder de intimidación del que gozaban los legendarios Thierry Omeyer, Bertrand Gille, Didier Dinart o Daniel Narcisse.
Volvió la estrella
Este hecho ha precipitado el regreso al equipo de Nikola Karabatic, la gran referencia del balonmano mundial, que se incorporó al equipo ya iniciada la competición tras recuperarse en un tiempo récord de la operación a la que se sometió a mediados de octubre.
Un Karabatic que, pese a que no estaba previsto que jugase hasta la segunda fase, ya disputó 26 minutos en el encuentro que enfrentó el pasado jueves a Francia con Rusia y en los que el jugador del París Saint-Germain no logró notar, tras fallar los tres lanzamientos que intentó.
Pero la importancia del mayor de los hermanos Karabatic en el equipo francés trasciende los números, convertido no sólo en el alma y líder indiscutible de la selección, sino en el sustento de un grupo de jóvenes talentos que sin la presencia de ‘Niko’ han demostrado ser menos ‘experts’.
