Tour de Francia (XV): El Landismo sigue vivo
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Tour de Francia (XV): El Landismo sigue vivo

Tour de Francia (XV): El Landismo sigue vivo
Foix (France), 21/07/2019.- Spain's Mikel Landa of Movistar team (R) and France's Thibaut Pinot of Groupama Fdj team in action during the 15th stage of the 106th edition of the Tour de France cycling race over 185km between Limoux and Foix Prats d'Albis,

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"¿Qué es el Landismo?", se preguntaba una conocida periodista el lunes pasado, el día de los abanicos, cuando Landa perdió 2:09 camino de Albi. Y no cedió por el viento, sino por una caída que ni siquiera él mismo provocó. Atacar, creer, resistir... son algunas de las respuestas del Landismo, una manera romántica e inconformista de entender el ciclismo, épico y estético, agarrado a la parte baja del manillar y en pie sobre los pedales.

El escalador vasco será recordado por muchas tardes de buen ciclismo y pocas victorias (ojalá me equivoque). Desafía a las montañas, a sus rivales, los de los números y las calculadoras, y a su propio equipo, como hizo en el Astana y en el Sky. Llegó al Movistar para ser líder, pero se topó con el empecinado Quintana y el intocable Valverde.

En el Tour es el favorito que más veces lo ha intentado. Lo hizo en La Planche des Belles Filles cuando los demás se miraban y lo volvió a hacer en la última jornada de los Pirineos, la etapa más bonita hasta ahora, lanzada desde el principio a toda mecha y culminada con ataques y contraataques bajo una tormenta de verano.

El diseño del recorrido fue un acierto: kilometraje clásico y tres puertos encadenados, Lers, Péguère y el inédito Prat d’Albis, justo antes de la jornada de descanso. La fatiga acumulada y una altísima velocidad en las dos primeras horas de carrera hicieron el resto.

La pizarra de Movistar

Landa se aprovechó de la (casi) perfecta táctica del Movistar, golpeado el sábado por el hundimiento de Quintana en el Tourmalet. El orgulloso colombiano se metió en la fuga del día junto a sus compañeros Amador y Soler. La escapada de 36 contaba con otros grandes nombres también maltratados por la dureza del Tour: Bardet, Nibali, Simon Yates, Dan Martin, Mollema, Ciccone, Woods, Zakarin...

La inquietante presencia de Nairo, que empezó el día a 7:19 de Alaphilippe, obligó a trabajar al equipo del líder. Potentes rodadores o especialistas del sprint, los Morkov, Richeze, Viviani, Asgreen y Lampaert pasaron el examen con nota. Mantuvieron las diferencias en la primera mitad de la etapa, pero cedieron cuando la carretera se empinó hacia arriba.

El primero en caer fue Mas, que hace solo dos días se vistió el maillot blanco de mejor joven en la contrarreloj de Pau y era cuarto en la clasificación general. En Lers reventó al ritmo de sus propios compañeros y acabó la etapa en la 158ª posición, solo por delante de seis ciclistas, a 31:29 del ganador. Bienvenido al Tour, Enric.

Por delante aceleró la fuga y Quintana llegó a tocar el podio, aunque de forma virtual. Eso –y su evidente ruptura con el equipo– le dio motivos para creerse importante. Tanto que fue el único que no respondió a la llamada de Landa. El alavés atacó en las paredes del Mur de Péguère, en las mismas que hace dos años retó al Sky de Froome alentado por el crepuscular Contador.

Empleados del mes

Le esperaron Amador y Soler, empleados del mes, que se vaciaron en la última parte del puerto, cuesta bajo y en el tramo llano hasta la subida final. Allí se cruzó con Nairo, que ni le miró, y el vasco siguió a lo suyo, para delante. Se le escapó otro electrón libre, el que siempre hace lo que quiere, Simon Yates, ganador del día y rey de los Pirineos.

El acto de rebeldía de Landa prendió la mecha en el pelotón. Se quedó solo Alaphilippe y tomaron el mando los Jumbo de Kruijswijk, que se siente fuerte, pero no tanto como Pinot. El neerlandés piensa en el podio y el francés sueña con la Marsellesa sonando en los Campos Elíseos.

Vencedor en el Tourmalet, demostró que nadie sube tan rápido como él. Lanzó primero a su gregario Gaudu, que enfiló el grupo. Pinot lo rompió y solo Bernal (líder del Ineos, aunque no lo digan) y Buchmann (el alemán inesperado) pudieron seguirle. Atacó una, dos y tres veces hasta quedarse sin compañía. Amenaza con desplazar al sufridor Alaphilippe, que ya no baila de amarillo y mira con temor hacia a los Alpes.

La general está en un puño: de Thomas a Buchmann hay solo 39 segundos. Landa es séptimo a 4:54 del líder y 3:07 del podio. “El Landismo nunca ha muerto”, avisa.

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