El dios de la tierra le hace un 3-0 a una interesante promesa italiana (7-6 | 6-4 | 6-1)
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17º-23º

El dios de la tierra le hace un 3-0 a una interesante promesa italiana (7-6 | 6-4 | 6-1)

El dios de la tierra le hace un 3-0 a una interesante promesa italiana (7-6 | 6-4 | 6-1)
Rafael Nadal, ante Sinner

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El primer set le sirvió a Sinner para hacer su presentación oficial en un partido grande: un escenario idílico, un torneo emblemático y un rival que, si gana este Roland Garros, empatará a 20 Grand Slam con Roger Federer. El italiano de 19 años destaca por su revés, por sus brazos, que llegan a (casi) todo, y por su frialdad. Ni cuando tuvo a Rafa Nadal contra las cuerdas (6-5 a favor en el primer set y servicio) se inmutó.

 

Ganarle un set a Nadal no es sencillo; mucho menos en Roland Garros, pero Sinner tuvo dos oportunidades y no las aprovechó. Por juego y sensaciones en pista, bien pudo irse al segundo set con ventaja. Rafa falló en el peor momento, con 5-5, y permitió que Jannik sacase para ganar el primer set. En el primer momento del partido con verdadera presión, la de cerrar el primer set, se le encogió el brazo. Rafa rompió su servicio y forzó el ‘tie break’, donde el italiano tuvo una nueva. El español no dio ninguna opción. Se impuso en la muerte súbita por 4-7.

 

El segundo fue un tanto extraño. Sinner volvió a romper el servicio de Nadal, aunque quizá demasiado pronto. Hizo un 1-3 al que el mallorquín respondió con un contrabreak. El juego del italiano se mantuvo a buen nivel hasta el noveno juego. Jannik vio como Rafa rompía su servicio, con varios errores, y dejaba el segundo parcial a su merced. Sinner soltó el brazo del todo para evitar el 6-4 y mostró sus mejores golpes de la noche tanto con la derecha como con el revés, pero no fue suficiente. Nadal ya había cambiado de marcha: 6-4.

 

Pocos pensarían, tal y como se desarrolló el primer set, que el partido se resolvería en el tercero, pero Nadal es mucho Nadal en la arcilla francesa. Aunque desplegase el mejor juego de su vida, Sinner ya no tenía nada que hacer. Rafa activó el control de crucero y no bajó el ritmo ni un segundo. El tercer set fue una auténtica exhibición. El español empequeñeció a una joven promesa que, en la ronda anterior, se había cargado a Zverev. La paliza de Nadal concluyó con un break en blanco y un 6-1 que no admite dudas.

El dios de la tierra le hace un 3-0 a una interesante promesa italiana (7-6 | 6-4 | 6-1)

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