Parece una banalidad hablar del Covid 19 ciñéndose simplemente a lo que ha perjudicado deportivamente. Es cierto. El hecho de que esta pandemia haya paralizado competiciones, aplazado partidos, permitir otros a puerta cerrada y, en definitiva, trastocar la actividad deportiva, no es nada importante al lado de la tragedia humana que ha supuesto este virus desde hace ya casi dos años. Hablar de perjuicios deportivos derivados del Covid 19 cuando ha habido tantas pérdidas humanas es casi un insulto. Pero vaya, que este es un diario deportivo y hoy me gustaría comentar lo mucho que ha fastidiado el virus a nuestro RC Deportivo.
Hace unos días, el Facebook me recordaba una publicación de hace dos años (enero de 2020) en la que se hablaba del partido que ganamos en Riazor a la UD Las Palmas. Aquel partido supuso la sexta victoria consecutiva y aún habría una séptima victoria ante el Alcorcón que nos sacaba de un descenso en el que estábamos hundidos tan solo mes y medio antes. En ese mes de enero de 2020 Riazor fue un hervidero en cada partido en que el Deportivo jugaba. Se le podrá reprochar otras cosas a Fernando Vázquez, pero hay que reconocer que él y sólo él supo reflotar a un equipo y a una afición hundidos deportiva y moralmente. Dijo que se necesitarían 12 victorias (se quedó corto, por desgracia) y las 7 primeras llegaron de golpe. Luego vinieron un par de tropiezos fuera y dos empates en casa en febrero. Hasta que vino el maldito Covid…
Y entonces se paró todo. También el fútbol. Y varios meses después, cuando parecía que la cosa iba mejorando, volvió la competición, pero sin público, sin ambiente en las gradas, dando una sensación más de que se estaba en un entrenamiento que en un encuentro oficial. Y es verdad que el Deportivo sacó algunos partidos adelante, pero la euforia que se hubiese producido el día que ganamos a la Ponferradina en el descuento nos la perdimos. Y, por descontado, el día del 2-3 ante el Extremadura no hubiésemos perdido nunca con un Riazor lleno y empujando al equipo. Y luego vino el “Fuenlabrote”, sus irregularidades, sus chanchullos, sus mentiras y sus ocultaciones de positivos, sus lamentables declaraciones de su presidente, de su médico, de su abogado hijo de papá, y de la impunidad en que quedó todo… Y el Deportivo bajó a Segunda B.
Tampoco creo que la temporada pasada el Deportivo hubiese perdido ante el filial del eterno rival ni ante el Compostela con un Riazor lleno. Hubiese sido como en la primera jornada contra el Salamanca, que el empuje de los tres mil que pudieron ir al campo salvaron un mal partido. Pero al final fue una temporada para olvidar y casi siempre con un estadio vacío. El Covid no nos dejó ir a Riazor en una cierta cantidad de gente hasta el último día contra el Langreo, con el ascenso ya perdido.
Y ahora nos ha venido el aplazamiento del Racing. Con tan solo dos positivos han jugado sus bazas y han conseguido un aplazamiento que el Real Unión, con nada menos que 13 jugadores infectados, ha tratado de evitar. Son estratagemas que se intentan y que se consiguen, pero hay que reconocer que les sale bien. Pero es significativa la actitud de los cántabros comparada con la de los irundarras. Pero vaya, que otra vez una incidencia provocada por el virus. Por el maldito virus.
Nada de esto tiene ninguna importancia al lado del drama humano que ha provocado el Covid 19. Pero eso sí, llevamos ahora casi dos años con esto y en el fútbol también hay ganas de que esto termine de una vez. Muérete virus. Y desaparece para siempre.