El vestuario es sagrado. Es el lugar común para solucionar los problemas de un colectivo día a día. Es la celebración de los éxitos y el cobijo de los fracasos. La buena salud de un vestuario se refleja en el campo, en el juego y en los resultados.
Algo ha cambiado en ese espacio tan importante del Depor en los últimos meses. No quiero decir con ello que antes hubiese problemas, y si los hubo, la impresión desde fuera es que se han solucionado de manera óptima para que el mensaje sea compartido y el objetivo asumido por todos los integrantes del equipo blanquiazul.
Puede que esta aparente mejoría se base no solo en que por fin ha aparecido el mejor Deportivo de la temporada, también en las decisiones que se han tomado desde la dirección deportiva con respecto a la composición del equipo. Imagino que será un cúmulo de aciertos.
La verdad es que me da igual. Lo importante es seguir en el camino, creer en el esfuerzo del colectivo y mantener esa cohesión que se nota en cada partido, en cada entrenamiento. Primero se gana en el vestuario, luego en el campo.