El partido ante el Ceuta de este domingo tiene que ser de la afición. Ya queda menos para que se acabe esta liga y menos para los playoffs. Son tres encuentros en casa antes de llegar a los cruces que el Depor debe ganar para mantener sus aspiraciones de ascenso directo, que son pocas, pero que, en definitiva, existen.
Lo vivido esta temporada en el templo blanquiazul es sencillamente genial. Se me pone la piel de gallina cada vez que me siento en el estadio, segundos antes de empezar cualquier partido, y miro a mi alrededor. Es tremendo. O cuando camino del Palacio de la Ópera, desde nuestra redacción, hasta las inmediaciones de nuestro particular teatro de los sueños. Niñas y niños, jóvenes, adultos y abuelitas y abueletes. El desfile hacia las puertas de acceso es una procesión deportivista que sólo se vive y se siente si, efectivamente, eres blanquiazul.
Independientemente de lo que ocurra, en cada partido, en cada cita en el campo herculino, el protagonismo es y seguirá siendo para las miles de almas que quieren al RC Deportivo.