Hoy será una tarde en familia, familia deportivista. Como dice Gandy en su himno del Centenario “el camino a mi estadio, es el más bonito del mundo”, y en ese camino da gusto ver a peques, adolescentes, mayores, abuelas y abuelos...

El arraigo que tiene el Deportivo en nuestra zona es tremendo. La gente que viene de fuera y pisa por primera vez Riazor alucina con algo que nosotros consideramos normal, porque somos del Depor y punto. No tenemos nada que entender. Uno es, o no es.

Esta familia, que es la afición, se ha ‘retroalimentado’ de sí misma en los momentos más crudos. ¿Cómo no voy a seguir creyendo si a mi lado tengo a un niño de 8 años llorando por ver a su equipo caer? ¿Cómo no voy a seguir animando si detrás de mi asiento hay una socia de 87 años que no falla nunca, en las buenas y en las malas? ¿Cómo no voy a ser blanquiazul si es mi ADN, mi historia y mi identidad?

Así piensa la familia deportivista. Eso sí, muy numerosa, como se demostrará, una vez más, esta tarde, en su hogar de Riazor.