Aquí estamos riazor, una temporada más. Vuelve la peregrinación por el camino más bonito del mundo hacia un estadio de fútbol. Familias y grupos de deportivistas rumbo al ‘templo’, reencuentros con los vecinos de grada, muchos de ellos de toda la vida. Recuerdos por los que no están...

Es el retorno de los verdaderos reyes y reinas. De la afición. La que pone el corazón y el aliento y paga su abono cada año esperando recibir por fin algo más que celebrar que la estampa incomparable del estadio con su gente cada partido.

Hoy Riazor acoge a los suyos en una nueva ‘jornada uno’, otro principio, otro comienzo. ¿Qué diría Riazor si hablase? Y realmente habla. Su voz es la de todos esos bienintencionados seguidores blanquiazules, abnegados en las malas y más divertidos que nadie en las buenas, que independientemente de la situación del equipo, de su opinión sobre tal o cual circunstancia, se enfundan los colores con el escudo pegado en el corazón. Porque sí, lo importante es el escudo. Lo importante es el Depor y ‘su’ Riazor.