El racismo y los kleenex
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El racismo y los kleenex


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M inuto 62 de partido. El Deportivo haciendo un partido desastroso y el Pontevedra que sin hacer nada del otro mundo se pone por delante en el marcador. Y claro, comienzan las típicas pérdidas de tiempo. A unos les empiezan a entrar unos extrañísimos calambres, el portero tarda una eternidad en sacar de puerta, otros salen del campo en los cambios andando lentamente y así todos los recursos habituales para hacer que el reloj pase. Hasta que en una de esas el portero del Pontevedra advierte al árbitro de que le han tirado algo. Esto ya es más serio. Desde mi localidad de Preferencia un chico dice que parece un móvil. Otro se lo discute. Pero todos vemos que es algo de ese tamaño. Y luego se oye por megafonía lo que todos ya sabemos, que no tiren cosas, por favor.
 

Bueno, pues el “objeto contundente” resultó ser un paquete de pañuelos de esos que te venden 10 paquetes por un euro en el súper. Y estos días nos enteramos de que nos van a meter una multa por ello. Porque claro, todos sabemos que un pañuelo de papel hace muchísimo daño si te da de pleno. Y un paquete no digamos. Te pude abrir la cabeza. Yo, personalmente, me he dado cuenta de que siempre voy al campo portando esa peligrosa arma blanca. Los llevo más que nada por limpiar un poco el asiento, que suele estar bastante sucio. A veces llevo también un par de pliegos de papel de cocina, por si el asiento está algo mojado, ya que ese papel absorbe el agua mucho mejor, pero puedo garantizar que jamás lo he tirado al campo ni he agredido a nadie con él. Y eso sí, nunca la seguridad del estadio me los ha confiscado a la entrada. Desde hoy tendré mucho más cuidado porque igual me llevan detenido, que por mucho menos te denuncian a la policía.
 

Y mientras por estos lares nos multan por intento de agresión con kleenex, en el Metropolitano van a recibir una multa similar por algo bastante más gordo: los inaceptables insultos racistas a Vinicius. Obviamente el derbi madrileño ha tenido más repercusión que nuestro humilde derbi ante el Pontevedra, que ha sido bastante más cordial, por otra parte. Pero llama la atención el follón que se ha montado con el tema del racismo. Pienso, sinceramente, que no existe un problema serio de racismo tal y como nos lo quieren pintar. Y para muestra un ejemplo de hace muy pocas semanas con Gerard Moreno, que al pobre le llamaron de todo al celebrar un gol como lo ha hecho siempre, tirándose de las orejas y sacando la lengua dedicándoselo a sus hijas. Y todos recordamos lo que le llamaron los mismos aficionados que el domingo pasado insultaron a Vinicius. Gerard Moreno ni es de raza negra ni juega en el Madrid, pero a mí me parece igual de grave el que se acuerden de tu madre, que te deseen la muerte o que te manden a sitios feos a que se acuerden del color de tu piel o te comparen con un mono. Yo no creo que los que han insultado a Vinicius sean racistas. Son simplemente unos gañanes asilvestrados y ya está. Y lo que hay que hacer a esta gente es echarlos del fútbol. De nada sirve recordarles que en su Atleti han jugado futbolistas de la misma raza y país que Vinicius porque no lo van a entender. Pero repito, me parece igual de grave que lo de Gerard Moreno, que el hombre también aguantó lo suyo.
 

Y mientras tanto, a nosotros nos cae una multa por tirar pañuelos de papel. A este paso el Consejo Superior de Deportes va a considerar deporte de riesgo la guerra de almohadas.

El racismo y los kleenex

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