La semana previa al derbi de las rías es larga. O se hace muy larga. Tiene siete días, como todas, pero a veces parece tener dos más.
Algo parecido ocurre con los jugadores del Depor, con el cuerpo técnico, con los que conforman el equipo blanquiazul. Aunque son los mismos fuera de casa que en Riazor, la sensación,, tanto interna como externa, es que los partidos lejos del templo herculino son más complicados, con rivales de categoría superior, parece que duran una eternidad. Son percepciones que necesitan un antídoto. Profesionales de la psicología lo han expresado en este medio.
Hay que agarrase a las fortalezas de los deportivistas, que son muchas, y desterrar esas percepciones que lastran mentalmente al equipo coruñés.
Hay que salir a A Malata pensando en el Deportivo de Riazor, en la capacidad para resolver partidos, en la calidad de sus hombres, individual y colectiva. Hay que desterrar nuevos y viejos fantasmas en el campo del equipo racinguista y, evidentemente, hay que ganar.