No creo que los marcadores, como el 3-6 en Riazor o los dos primeros partidos en el Palau (5-1 y 4-1), y el 3-0 global de la serie demuestren lo que se ha visto en la pista. El Liceo ha merecido un poco más, al menos llegar a un cuarto partido, por lo que ha desarrollado y por cómo se ha plantado en el parqué, pero los matices han decantado la balanza hacia el otro lado.
El Barça ha tenido la fortuna de ponerse por delante en minutos importantes. El Liceo ha tenido que ir a buscar el partido, se ha abierto y los azulgrana han tenido la capacidad para sentenciar los partidos.
Los cuatro puntos fundamentales de estas finales han sido Pau Bargalló, Sergi Fernández, la defensa del Liceo, que estuvo muy bien, pero sin concretar en las transiciones y los contraataques, la velocidad de pelota que imprimió el Barça cuando se puso por delante en el marcador y la diferencia física en los finales de partido.
Pau Bargalló: si no es el mejor jugador del mundo, está entre los tres mejores. Cuando está en estado de gracia, es determinante y fundamental. En el último partido, de los seis goles, tres fueron obra suya y además de repartir tres asistencias.
Sergi Fernández: creo que la diferencia en mucho de estos tres partidos han estado en las áreas. El Liceo ha tenido ocasiones para poder ponerse por delante en el marcador o empatar el partido y Sergi, en esos momentos, ha estado imperial, como siempre. Eso también marca diferencias. Las áreas hacen que el resultado se decline para un lado o para otro. El portero ha estado espléndido y ha sujetado al Barça en momentos determinantes.
Así como el Liceo ha estado muy bien defensivamente, ha sabido aguantar las posesiones largas y la construcción del Barça para la llegada, le ha faltado eficacia y contundencia en las transiciones rápidas. Eso lo ha podido notar. Si en el partido del jueves, en el que el Liceo estaba defendiendo muy bien, con esa defensa mixta que otorgaba al Barça un 3 contra 3 llevándose a Pau Bargalló a la pista contraria con una marca individual, hubiera materializado alguna transición o contraataque, el resultado habría cambiado un poco.
Otra clave importante ha sido la velocidad de pelota del Barça. Cuando se puso por delante, la bola volaba en las posiciones largas con una velocidad y calidad de pase increíbles. Al Liceo le costó robar por momentos para meterse en los partidos.
Además, creo que el Barça ha llegado físicamente un pelín mejor a los finales que el Liceo. Esa ha sido otra de las claves que ha podido haber en estos tres partidos.
Para acabar, Juan Copa ha hecho un trabajo excepcional con este Liceo. Teniendo que armar un equipo nuevo, ha conseguido que sus jugadores compitan como animales.
El coruñés Marcos Rey es entrenador nacional y dirige al CP Alcobendas de OK Liga Plata.