Hace unas semanas leía en un “extra liga” de un periódico deportivo nacional una reseña acerca de Julen Lopetegui que decía más o menos así: “el entrenador vasco inicia un nuevo proyecto en el Sevilla tras un fin de temporada convulso y un mar de dudas acerca de su continuidad. Finalmente las partes decidieron respetar el contrato que les vincula y Julen asumirá el reto de volver a clasificar al Sevilla para la Champions y volver a enganchar a una afición que acabó la pasada temporada dividida respecto a su figura”. Pues bien, ahora cambien Julen por Borja, Sevilla por Deportivo y Champions por ascenso y vuelvan a leer el texto. Les suena familiar, ¿verdad? Y el desenlace también ha sido parecido, pues tanto Lopetegui como Borja Jiménez han sido cesados de sus respectivos equipos. Uno ha dejado al equipo en descenso y fuera de la Champions aunque con posibilidades de entrar en Europa League y el otro ha dejado al Deportivo tan cerca del primer clasificado como del descenso. Y lo de Europa nada, que de eso no usamos desde hace ya muchos años.
Borja Jiménez ya es pasado en el Deportivo y se ha ido dando una rueda de prensa en la que no ha habido ningún reproche ni ninguna salida de tono ni frase polémica. Ha leído una nota que parecía bajada de internet de lo aburrida que ha sido. Ha lamentado su marcha, ha dado las gracias a todo el mundo, ha destacado a la afición por su apoyo constante, ha dicho que se ha sentido muy querido en la calle y ha manifestado –eso que no falte nunca- que él ya es un deportivista más. Lo habitual en estos casos. Nada comparado con ruedas de prensa anteriores en las que hablaba de falta de paciencia y no sé cuántas cosas más. Borja, al igual que Lopetegui en el Sevilla, comenzó su segunda temporada en el Deportivo con división de opiniones. Para unos no debía de seguir y para otros, entre los que me incluyo, había dudas pero no nos disgustaba la idea de la continuidad y la estabilidad en el banquillo. También nos vendieron que la plantilla seguiría la línea de la continuidad. Luego nos ficharon doce jugadores nuevos y ya esa idea con media plantilla nueva no nos lo parecía tanto. Y empezó la temporada y pronto empezamos a acordarnos de los que no estaban porque el club así lo había querido, como son los casos de Miku y Héctor (Juergen no quiso continuar). Tampoco sabemos si los nuevos jugadores son buenos o malos. Si vemos el resultado hasta ahora pensaremos que Kuki y Gorka son un bluf. Pero claro, Quiles tampoco lo está haciendo bien este año y a nadie se le ocurre discutir su calidad. Y al final el resultado es este cese de Borja que, aunque me duele ver que seguimos siendo una trituradora de entrenadores, me parece muy necesario. Tiempo habrá ahora para ver si Óscar Cano ha sido una elección acertada o no. He escuchado por ahí que Paco Jémez se ofreció para entrenar al Deportivo y que la respuesta del club fue que no daba el perfil. No sé cuánto habrá de cierto en esa noticia, pero también me gustaría saber cual es el perfil de técnico que busca el club. Porque lo de tener experiencia en la categoría ya se ve que no ha servido de mucho.
Y hoy jugamos ante el Linares. Ese equipo al que le metimos cuatro goles en el play off hace sólo cuatro meses. Si no llega a ser cesado Borja diríamos que nos viene un coco y que ellos serían los favoritos porque lo han ganado casi todo. Y yo me sentiría fatal al pensar que jugamos en casa en Segunda B y no somos los favoritos. Hoy tenemos entrenador nuevo y aunque sólo sea por eso vamos a pensar que igual los que ganamos vamos a ser nosotros.
Qué falta nos hace una alegría futbolística, de verdad.