En una ocasión he sido seleccionador de un deporte minoritario a nivel local y pude comprobar lo difícil que resulta la tarea de elegir un plantel, seleccionar a unos jugadores dejando fuera a algún amigo que seguramente tenía los mismo méritos que otros seleccionados.
Viene esto a cuento para recordar las vicisitudes que ha tenido que vivir el seleccionador del combinado español de fútbol femenino, Jorge Vilda, para llegar a este Mundial de Australia y Nueva Zelanda.
Sin querer entrar a juzgar o tomar parte sobre las reclamaciones del grupo de jugadoras que no están en la selección y que seguramente tenían sus razones, sí puedo imaginarme las dificultades que habrá tenido Vilda para configurar un equipo sin ellas. ¿Se imaginan ustedes que pasaría en el Real Madrid o en el Barcelona si Ancelotti o Xavi se encontraran de repente sin quince jugadores de sus plantillas?
Con este hándicap, el seleccionador español ha tenido que ensamblar un equipo nuevo, con el que ha conseguido clasificar a la selección para este Mundial. Mientras que un entrenador de club tiene una pretemporada para conjuntar un equipo y toda una larga temporada para enmendar errores, el seleccionador de cualquier deporte se enfrenta a una competición muy corta, en la que un solo partido le hace pasar de héroe a villano. En la primera fase de este Mundial todo eran halagos para el seleccionador y las jugadoras, hasta que llegó la selección de Japón sembrando dudas en la afición.
En octavos de final ante Suiza nuestro hombre se atrevió a realizar cinco cambios, modificando el planteamiento anterior y jugando con dos delanteras. En cuartos de final nos enfrentamos al potente conjunto de Países Bajos y sufrimos uno de los partidos mas complicados. Gol de Esther anulado por el VAR; gol del empate en el minuto 91; y al final el gol de Salma en el minuto 111, que nos dio la victoria sin tener que llegar a los penaltis.
En la semifinal más de los mismo. El agónico gol de Olga Carmona contra Suecia, nos llevó a la final. En este partido Jorge Vilda tomó la atrevida decisión de sustituir a toda una balón de oro, la interior Alexia Putellas, por la joven delantera Salma Paralluelo. Todos pudimos ver que Alexia no estaba rindiendo a gran nivel debido a que todavía se está recuperando de la grave lesión, pero ¿quién de nosotros nos habríamos atrevido a retirar del campo a la mejor jugadora del mundo? Difícil decisión, que afortunadamente dio resultado.
También debemos recordar algunas de las decisiones mas o menos comprometidas pero que le han dado magníficos resultados. En primer lugar la portería, con la sustitución de la dorsal nº 1 Misa, por la nº 23 Cata Coll, que ha tenido unos partidos muy brillantes. Después resaltaremos la titularidad de la gallega Teresa Abelleira, que se ha convertido en la mejor medio centro del campeonato.
Finalmente en la delantera debo destacar a todas las que han participado, pero de forma especial me ha parecido muy inteligente la labor encomendada a la “recuperada” Mariona Caldentey, y por supuesto la explosión goleadora de la joven atleta Salma Paralluelo. La euforia llegó a tal punto que hasta el presidente de la Federación declaró: “les daremos todo lo que pidan”.
En la final un excelente partido para vencer a una potente Inglaterra, en la que el equipo español demostró mucha conjunción, ganas de jugar al fútbol y una pizca de puntería, suficiente para conseguir la victoria. ¡Algo tendría que ver el seleccionador!
Y España Campeona del Mundo. ¿Será suficiente para que todos veamos normal la práctica deportiva de las mujeres, –incluso como profesionales– sin menosprecios, insultos y chirigotas?