Con motivo del reciente encuentro de la Selección española en Riazor, se han producido declaraciones políticas a favor y en contra de la decisión municipal de sufragar este evento deportivo con los presupuestos municipales. A la RFEF le sobran ciudades españolas que quieran ver a la Selección. Debe ser por ello que la Federación “subasta” los partidos de sus selecciones poniendo unas condiciones económicas muy favorables para ellos y onerosas para las ciudades que las soliciten.
En esa tesitura, y en una reciente visita del presidente Rubiales a nuestra ciudad, la alcaldesa Inés Rey le mostró interés en que la Selección masculina absoluta jugara un partido en A Coruña. La RFEF y su presidente Fontán apoyaron la petición y la decisión fue favorable a nuestra ciudad. Como todos conocen, el partido celebrado el pasado 29 de marzo movilizó a espectadores de muchas partes de Galicia e incluso de otras localidades españolas, registrando una entrada de 28.117 aficionados, según los datos oficiales.
Para los detractores, el desembolso supone un derroche de recursos dedicados al deporte coruñés, en detrimento de otras posibles competiciones. Para los defensores -en palabras de Inés Rey- el partido de la Selección superó los trece millones de euros en “valor publicitario”.
Para mí, ni tanto ni tan poco, que diría un “opinador” realista, pero lo que sí que podemos afirmar es que ha sido un éxito deportivo, tanto por la presencia de aficionados como por la alegría desbordante mostrada en el Estadio y por el juego de la Selección y el resultado obtenido. La afición recibiendo a los jugadores en el hotel; haciendo la ola en el campo; coreando a Manolo el del bombo, e incluso a Luis Enrique -no olvidemos que fue entrenador del Celta- demuestran que cuando nos ofrecen algo interesante los coruñeses nos volcamos con el espectáculo. A esto tengo que añadir que nuestro magnífico Estadio, engalanado en esta ocasión por la empresa coruñesa Sugema, pudo ser visto por televisión por 2,7 millones de televidentes.
Otro tema colindante y que ha levantado poco reconocimiento en los partidos políticos, se refiere al sustancioso convenio firmado entre la Federación Española y la Gallega, que por una parte sufraga las inversiones de la Gallega en sus nuevas sedes y por otra supone una inyección económica para abordar nuevos programas del fútbol base. Solamente conozco las nuevas instalaciones de la Gallega en la calle Juan de Ciorraga de nuestra ciudad, que son magníficas y permiten la organización de cursos y todos los tramites burocráticos en un entorno muy accesible para aquellos directivos que tienen que desplazarse de otras localidades. Supongo que en las otras capitales gallegas sucede lo mismo.
Con el convenio firmado se salda el déficit de la Federación, y se pone de manifiesto la buena sintonía con la Española. Solo nos queda esperar que el próximo compromiso de la Selección en Riazor sea de competición oficial y que intentemos separar los más posible la Política del Deporte.
