Q ueda menos de un mes para que arranque la competición y el Deportivo sigue en construcción, como es habitual en cada pretemporada. Con aún piezas por llegar, reconocido por el propio Borja Jiménez, los nuevos fichajes se van acoplando partido a partido y en cada entrenamiento. Siempre se ha dicho que es más fácil destruir que construir y el míster y su cuerpo técnico se encuentran en la ardua y a la vez bonita tarea de armar un nuevo proyecto. Un renovado Deportivo ambicioso y solvente para poder sacarse la espinita y lograr el objetivo del ascenso que se escapó el curso pasado.
Con semanas aún de trabajo por delante el cuadro blanquiazul tiene la obligación de volver a hacer sonreír a una hinchada que ya ha llorado demasiado y que se merece, de una vez, una alegría. Eso es lo que ha prometido y desea el técnico abulense, convertir en sonrisas aquellas lágrimas en Riazor del no tan lejano 11 de junio.
Los mimbres parece que son buenos, aunque la incertidumbre se cierne sobre ciertos jugadores que, aunque importantes, podrían acabar saliendo por la puerta de atrás. La propiedad, por su parte, ha reiterado recientemente su compromiso con el Deportivo y su convencimiento de que regresará muy pronto al fútbol profesional.
Mientras, la afición no ha dejado de apoyar al equipo, va poco a poco renovando su abono y calienta motores acudiendo a los amistosos o siguiendo los partidos de forma online, deseando ya volver a ver rodar el balón, cuando el fútbol regrese a Riazor la última semana de agosto.