La primera federación no es la segunda b de hace veinte años. Es evidente. Ni el propio fútbol lo es. Todo ha evolucionado muchísimo, comenzando por la capacidad de los equipos.

Viene esto a colación de que, hoy más que nunca, no se gana solo con la camiseta. Hace muchos años, cuando un club de la talla del Depor bajaba a categorías de este calibre, casi se podía ‘pasear’ por los campo, ahora no.

Cualquier plantel está capacitado para conseguir la victoria, máxime cuando se mide a un histórico, algo que supone, además, un extra de motivación absoluto.

El Depor tiene que dar un paso adelante en este sentido. Tiene que competir durante los cien minutos que suele durar un partido. Ni puede salir en las berzas ni acabar sin intensidad, a ‘velas vir’, que decimos por estas tierras.

En el momento en el que se asuma de una vez que el equipo es de la tercera categoría, desde el primer al último jugador, y que hay que batallar contra todos los rivales como si cada envite fuera una final, se dará un paso adelante.