Se cerró el mercado
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Se cerró el mercado


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H ace ya un buen puñado de años (bastantes, diría yo) estábamos uno de mis hermanos, mi madre y yo viendo el telediario a finales del verano. Mi hermano y yo estábamos viéndolo esperando a que dieran las noticias de deportes mientras mi madre estaba a sus cosas, ya que a ella el deporte no es que le interese mucho. El caso es que cuando empezaron esas noticias, el locutor comenzó su intervención diciendo: “mañana se cierra el mercado”. Y fue entonces cuando mi madre dejó lo que estaba haciendo y miró sorprendida para la tele pensando en lo que había oído y en que quizás no podría ir a hacer la compra al día siguiente. Mi hermano y yo nos reímos, lógicamente, y le explicamos que se referían al mercado de fichajes. Es igual, ella ya lo había entendido y pronto demostró que de una madre no se ríe nadie y empezó a devolvernos el vacile. Lo primero que nos dijo es que eso de “mercado” de futbolistas le sonaba a tráfico de personas. Y razón no le faltaba. Si nos fijamos, eso de “comprar” o “vender” futbolistas no es más que mercadear con personas, con lo que no iba muy desencaminada. Y luego ya se vino arriba y nos preguntó a mi hermano y a mí si se podía devolver a un futbolista si salía malo, si te daban ticket de compra, si lo podías cambiar por otro… en fin, que nos ganó dialécticamente nuestra madre, como no podía ser de otro modo.


Pues eso, que el mercado de fichajes ya ha terminado y nos hemos encontrado con cosas muy curiosas. Jugadores que no pensábamos jamás que saldrían lo han hecho, como Casemiro. En cambio, otros de su mismo equipo que parecían salidas fijas no lo han hecho, como Vallejo, Ceballos o Mariano. Y en el Barça tres cuartos de lo mismo: Aubameyang, que llegó hace solo seis meses como el salvador ya no está. En cambio Memphis se ha quedado. Y en nuestro Deportivo hubo dos fichajes y una salida, la de Héctor, de la que esperemos no tener que arrepentirnos.


El mercado de fichajes tiene una característica común todos los años, en todas las ligas y en todos los países. Y es que todo el mundo deja los deberes para el último día. Es curioso porque eso es algo que hace años le echaban en cara al presidente Lendoiro y, sin embargo, ahora parece que es lo normal para todo el mundo. Y otra cosa que me llama la atención es el hecho de que este mercado termine cuando las competiciones ya llevan unas cuantas jornadas disputadas. ¿Qué significa esto? Pues que un equipo modesto que tenga un jugador joven que esté despuntando en esos primeros partidos puede acabar fichando por otro equipo por cuatro perras. Por poner un ejemplo, ¿se imaginan que estuviésemos en Primera y los tres primeros partidos nos sale un Trilli haciéndolo más que bien y nos lo acabe quitando otro equipo por muy poco dinero? Pues a eso me refiero. Yo creo que el mercado de fichajes debería cerrarse antes de empezar la competición. Luego en invierno ya será otro cantar. Y por no hablar de casos como el de Diego Caballo, que en 2019 jugó dos partidos con nosotros, el último día del mercado se fue para el Extremadura y en el mercado de invierno fichó por el Albacete. Esa temporada Caballo llegó a jugar con tres equipos distintos y tuvo también la posibilidad de jugar contra esos tres mismos equipos. De locos.


Al final, el último día del mercado de fichajes acaba siendo muy entretenido para los aficionados y eso provoca que muchos nos acostemos tarde ese día. Menos mal que ya no soy un niño, que si no mi madre me mandaría a dormir al grito de “¡ni mercado ni mercada!”

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