E l Dakar, la supercopa de españa, el Gran Premio de Fórmula Uno... Es obvio que Arabia Saudí está celebrando en los últimos años eventos deportivos de primer nivel. Nada nuevo, teniendo en cuenta los tiempos actuales, en los que aquellos que organizan estas competiciones no pueden resistirse a la tentación de obtener suculentos ingresos. El hecho de que Catar sea la sede de un Mundial de fútbol ya es una prueba más que suficiente del poder de estos países de Oriente Medio, deseosos por dar a conocer sus atractivos al resto del mundo.
El debate está ahí, y algunos como el futbolista del Athletic de Bilbao, Raúl García, han expresado en los últimos días su disconformidad con llevar un torneo como la Supercopa a un escenario que supone la nula o escasa presencia de los aficionados españoles.
Razón no le falta, pero la economía manda y ante eso poco se puede hacer. Al menos espero que estos espectáculos sirvan para que los derechos humanos y la libertad vayan ganando espacio en estos países.