Reportaje | Las palistas de A Coruña que saben mejor que nadie lo que significa remar

Reportaje | Las palistas de A Coruña que saben mejor que nadie lo que significa remar
El Club Auga Dragonboat es un ejemplo de superación

Llevar a la práctica la máxima de que “hay que remar” subyace bajo la historia del Club Auga Dragon Boat, una institución con un amplio palmarés, pero en la que entre todas las medallas sobresale una que jamás perderán: la de haber servido de inspiración, motivación y desafío para supervivientes natos, desde pacientes de cáncer da mama a víctimas de violencia de género o afectados por el TEA. Todos forman parte de una familia con 27 miembros federados, pero sobre todo una gran historia a sus espaldas .

 

 


Nacido hace dos años, el nombre de la disciplina conecta con una disciplina con más de 2.000 de antigüedad y que, como su nombre sugiere, tiene sus raíces en China. Una persona denominada tambor dirige un grupo de entre 11 y 22 palistas, cuya capacidad de avance y de éxito depende sobremanera de la coordinación. Para Patricia Carnota, presidenta de la entidad, es ahí donde las madres fundadoras, un grupo de supervivientes de cáncer de mama, encontraron su lugar ideal. “Una vez tienes una enfermedad similar hay unas secuelas físicas y mentales; lo que proporciona el dragonboat es no pensar en otra cosa que palear y el trabajo en equipo, que son fundamentales. El barco no se mueve si no colaboran todas”, explica. “Es maravilloso, un conglomerado olístico de mente y cuerpo”, añade. 


Para todos 

En el dragonboat caben todo tipo de edades, afecciones o historias. De hecho, la máxima de la familia del club coruñés es precisamente que cada uno descubra su propia capacidad de superación. “Lo más importante es el equipo, la inclusión social de gente con cualquier tipo, o incluso sin ningún problema”, advierte la dirigente, que sufre un linfedema o deterioro circulatorio. La familia de Auga Dragonboat está compuesta principalmente por mujeres, pero entre el más veterano de sus miembros y el benjamín hay un arco de edad que va de “jubilados a dos niñas de 8 años”. Se trata de una “sociedad muy bien avenida y con mucha ilusión”.


La travesía sería impensable sin la colaboración del Club As Xubias y su instructor, David Veiga, así como las “compañeras y contricantes” de Adicam. Además, los estudiantes de Educación Física y Terapia Ocupacional de la Universidad de A Coruña toman como ejemplo la labor del club. “Ponen todos sus conocimientos en común con nosotros”, relata la presidenta, que no se olvida de uno de los momentos más emotivos de estos años. “Hicimos unas charlas con jóvenes y una de las niñas, que tenía una de las modalidades de cáncer más virulentas y estaba con paliativos, pasado un tiempo nos dio las gracias y nos dijo que quería disfrutar del tiempo que tenía por delante”, dice emocionada. “Cuando apoyas así a alguien es lo mejor”, finaliza la presidenta. 

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