Aunque el Boiro le discutió la pelota en muchas fases del partido –probablemente el porcentaje sería un 50/50–, el Racing demostró que tiene algo que le falta a su rival y a la gran mayoría de equipos de Tercera: pegada. Casi sin despeinarse y sin forzar en exceso la máquina, el equipo de Emilio Larraz ganó por 5-1.
En los primeros compases el Racing no se encontró cómodo, o tal vez sí, pero llamó la atención que el penúltimo clasificado –prácticamente abocado al descenso a Preferente– le discutiese el dominio del juego a través de la pelota. Y más disputándose el partido en A Malata. Al Racing le da igual. Es como si hasta ante un rival ‘descendido’ se plantease un partido de eliminatoria de campeones. El equipo de Emilio Larraz no juega bien y al entrenador maño parece no importarle mucho. Él quiere hermetismo defensivo con el que tratar de dejar su portería a cero y aprovechar la inspiración y la calidad individual de sus futbolistas de ataque. O de los que se incorporan al ataque en acciones a balón parado.
El 1-0 nació de un saque de esquina de Pablo Rey desde el costado derecho. Garrido se elevó e hizo inevitable el gol con un cabezazo perfecto. La pareja de Quique, el exfabrilista que ayer disputó su primer partido oficial con el Racing, marcó su tercer gol en liga.
La primera mitad no pudo concluir peor para un Boiro que metió dos veces el balón en la portería de Diego Rivas (las dos de Lezcano). Pablo Rey anotó el 2-0 en el minuto 44 cabeceando a la red de Mario un centro de su compañero Marcos Álvarez.
En el segundo acto, Pablo Rey, máximo goleador histórico del Racing, sentenció (3-0) con un golazo de falta. Ube le respondió con una volea espectacular (3-1), pero el juvenil Luis, con un tiro cruzado, y Juan Antonio, de penalti a Villarejo, redondearon el marcador.
