Igual de mal que terminó 2019 comienza 2020 para el Racing. Lo hizo con una derrota, en este caso por 0-3 frente al Rayo Majadahonda, en el encuentro que ponía el punto final a la primera vuelta, que le impide acercarse a la zona alta de la tabla clasificatoria, esa que al final de la liga regular permite jugar la fase de ascenso a la categoría de plata. El resultado, de todas formas, no cambia su percepción de lo que ha sido el primer tramo de la competición ni le impide seguir siendo optimista de cara a la segunda mitad, sobre todo porque se debió más a una cuestión de aprovechamiento de los errores del adversario, de eficacia en las dos áreas.
Discurrió el encuentro entre dos de los equipos importantes del grupo 1 por los parámetros previstos, con la igualdad como principal característica. El Rayo Majadahonda, de todas maneras, entró al partido un poco mejor que su rival y eso hizo que, al aprovechar el primer error se su adversario, se adelantase en el marcador. Fue en una llegada por la banda derecha y un centro que Rubén Mesa, tras adelantarse a Quique Fornos, empotrase la pelota en la meta racinguista.
La desventaja en el marcador llevó al Racing a mostrar su mejor versión. A partir de las coladas de Armental por la banda derecha, que se cansó de superar a su par, el equipo ferrolano llegó a la portería rival con más o menos facilidad. Al equipo local, sin embargo, la faltó acierto en las acciones de las que dispuso para poder conseguir el tanto del empate antes de llegar al descanso.
Efectividad
Con la entrada de Pablo Rey en lugar de Tavares, la segunda parte empezó con el Racing mostrándose mucho mejor que el rival, al que obligó a replegarse. El propio capitán racinguista o Villarejo, de hecho, fueron los protagonistas de las llegadas del equipo ferrolano en este tramo inicial del segundo acto. Sin embargo, al cuadro verde le faltó la efectividad que sí tuvo su rival, que en su primer lanzamiento sobre la portería racinguista consiguió su segundo tanto a través del cabezazo de Borja Díaz en una acción a balón parado.
A pesar de la desventaja en el marcador, el equipo ferrolano no renunció a buscar la portería contraria. Sus intentos, sin embargo, no encontraron la solución deseada a pesar de que al cuadro verde no le costó llegar al campo contrario. Eso, o se toparon con el desacierto arbitral, con el tanto anulado a Fer Beltrán a pesar de estar en una posición legal y no en fuera de juego como fue señalada para no darle validez. En cambio, las llegadas del Rayo Majadahonda sí fueron sinónimo de peligro, como pasó con la que se resolvió con el penalti de Quique Fornos que Fernando Llorente convirtió en el tercer tanto de los visitantes
De ahí al final del encuentro ya apenas pasó nada, así que los últimos minutos solo sirvieron como un entrenamiento para demostrar que el cuadro verde todavía no está al nivel de luchar por los cuatro primeros puestos ligueros.
